Homilía de este jueves 22 de octubre en Santa MartaEl esfuerzo del cristiano debe tender a abrir las puertas del corazón al Espíritu Santo, afirmó el Papa Francisco en la misa matutina celebrada en la Casa Santa Marta del Vaticano. El Papa destacó que la conversión, para el cristianos, “es un deber, es un trabajo de todos los días”, que nos lleva al encuentro con Jesús. Como ejemplo de esto, Francisco habló de una madre enferma de cáncer que lo ha dado todo para vencer la enfermedad.
El Papa Francisco citó la Carta del Apóstol Pablo a los Romanos para destacar que para pasar del servicio de la iniquidad a la santificación debemos esforzarnos cotidianamente.
No somos faquires, nuestro esfuerzo sirve para santificarnos
San Pablo, observó el Papa, usa “la imagen de un deportista”, el hombre que “se entrena para prepararse para un partido y se esfuerza mucho”. Y dice: “Pues si para esto, para vencer un partido, hace tal esfuerzo, entonces nosotros que queremos llegar a la victoria enorme del cielo ¿qué haremos?”. San Pablo, por tanto, retomó, “nos exhorta mucho a ir adelante en este esfuerzo”.
“‘Ah, padre, ¿podemos pensar que la santificación viene del esfuerzo que yo hago, como la victoria en el deporte viene del entrenamiento que se hace?’. No. El esfuerzo que nosotros hacemos, este trabajo cotidiano de servir al Señor con nuestra alma, nuestro corazón y con nuestro cuerpo, con toda nuestra vida, solo abre la puerta al Espíritu Santo -explicó-. Es Él el que entra en nosotros y nos salva. Él es el don en Jesucristo. Si no lo que parecemos son faquires: no, nosotros no somos faquires. Nosotros, con nuestro esfuerzo, solo abrimos la puerta”.
Ir adelante, no amilanarnos ante las tentaciones
Una tarea difícil, reconoció, “porque nuestra debilidad, el pecado original, el diablo siempre nos hacen retroceder”. El autor de la Carta a los Hebreos, añadió, “nos advierte contra esta tentación de volvernos atrás”, “no hay que retroceder, no hay que ceder”. Es necesario “seguir adelante -exhortó- siempre: un poco cada día”, también cuando hay una gran dificultad.
“Hace algunos meses, me encontré con una mujer. Joven, madre de familia, una bella familia, que tenía un cáncer. Un cáncer malo. Pero ella se movía con felicidad, actuaba como si estuviese sana. Y hablando de esta actitud, me dijo: ‘Padre, yo hago todo lo que puedo en la lucha contra el cáncer’. Pues así el cristiano”, afirmó Francisco.
“Nosotros que hemos recibido este don en Jesucristo y hemos pasado del pecado, de la vida de iniquidad a la vida del don en Cristo, en el Espíritu Santo, debemos hacer lo mismo -reiteró-. Cada día un paso. Cada día un paso”.
El Papa indicó algunas tentaciones como “el deseo de murmurar” contra alguien. Y en ese caso, dijo, es necesario obligarse a callar. O bien, añadió, “cuando nos viene el cansancio y no tenemos ganas de rezar pero nos quedamos rezando un poco más”: empezar con las pequeñas cosas.
Esto nos ayuda a no ceder, a no volver atrás, a la iniquidad, sino seguir adelante hacia este don, esta promesa de Jesucristo, que será propiamente el encuentro con Él. Pidamos al Señor esta gracia: ser valientes, ser valientes en el entrenamiento de la vida hacia el encuentro, porque hemos recibido el don de la justificación, el don de la gracia, el don del Espíritu Santo en Cristo Jesús”.