Los padres sinodales aprueban las relaciones, ahora una comisión está trabajando en la síntesis final que se entregará al PapaLa Iglesia “compañera de camino” no “puede ser un club de personas perfectas, sino una casa con las puertas abiertas”, es la imagen escogida por el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, sobre la labor del sínodo de los obispos que está concluyendo en el Vaticano (4-25 octubre).
Respecto a la situaciones más frágiles de las familias y sus miembros, “la Iglesia está invitada a acompañar, estar cerca, caminar con el pueblo de Dios”, explicó el cardenal uruguayo, que participó en el encuentro diario que se ofrece durante el sínodo en la sala de prensa del Vaticano.
También estuvieron presentes, en el aula Juan Pablo II este miércoles 21 de octubre, el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y Frisinga y el arzobispo Armagh, Eamon Martin, presidente de la Conferencia Episcopal de Irlanda.
En este sentido, el cardenal Marx, aseguró que espera que el Sínodo “no sea un sínodo de puertas cerradas”, sino que acoja a todos, especialmente a los “jóvenes y los que se quieren casar”, aun en situaciones en las cuales los convertidos recientemente al cristianismo y en situación irregular puedan tener una respuesta desde el punto de vista pastoral.
Los 270 padres sinodales que trabajan en 13 círculos (divididos por idioma) han aprobado las relaciones; ahora una comisión (conformada por 10 prelados) está buscando de hacer la síntesis. El documento final será entregado al Papa este sábado.
Para dar una idea del universo de temas tratados, la ideología de género – declaró Sturla – es un problema no solo europeo, sino que se extiende también a América Latina, con una radiografía desde la realidad de Uruguay que “vive un proceso de secularización” con la deriva del divorcio, el aborto y el “matrimonio entre personas del mismo sexo”.
En efecto, la Iglesia ha tomado una posición y los pastores han respondido dependiendo de los contextos, pero sigue en camino. Por ello, el cardenal Marx indicó que “el sínodo va a terminar (domingo con la misa presidida por el Papa), pero no será el fin ya que el sínodo abre el camino al Santo Padre para que él haga lo que considere más oportuno para la Iglesia”.
Así, Sturla sostuvo: “me llamó la atención la diversidad de opiniones, se confrontan pero con el sentido de hermandad y de la unidad” en el sínodo; además subrayó la presencia del Papa y su papel para asegurar la unión de la Asamblea.
Sin embargo, Marx explicó que cuando la Iglesia dice “estamos contigo en las dificultades, cuando te caes”, no significa destruir la institución del matrimonio sino reforzarlo.
Respecto a los múltiples problemas que enfrenta el sínodo, el cardenal Sturla sostuvo: “La gente más pobre y las realidades de familia son muy complejas, por ejemplo mamás muy jóvenes, adolescentes, que tienen hijos con diferentes personas, realidades que se encuentran en barrios de periferia”, contó.
En este sentido, evidenció que entre los padres sinodales latinoamericanos hay varias posturas pero principalmente se trata de dar una respuesta pastoral de acogida a estas madres.
Por ende, “el Papa decidirá que hacer. El sínodo no es un concilio. No tiene la capacidad de emanar un documento magisterial. Aconseja al Papa y ofrece propuestas”, dijo el cardenal Marx.
Este sábado se vota y luego el texto será entregado al Papa. Así, han sido presentadas las sugerencias de los círculos menores a la última parte del Instrumentum Laboris, la comisión para la redacción del documento final ha comenzado ya su trabajo.
“Ahora es importante que toda la Iglesia haga oración por el sínodo y por el Santo Padre”, dijo el arzobispo irlandés, Armagh.