Testimonio de la misericordia de Dios: obispo, participante en el Concilio Vaticano II y finalmente ayudante de una parroquiaHay personas, historias, testimonios que no deben ser olvidados nunca. Personas que merecen un lugar especial en la historia, un espacio destacado de la vida de la Iglesia. Una de estas personas es Victor Garaygordobil, obispo emérito de Los Ríos- hoyo diócesis de Babahoyo (Ecuador). Su humildad hace que su historia pase desapercibida.
Victor o Bittor (su nombre en vasco) al cumplir 100 años y fue galardonado con el premio “Iglesia y Servicio”, otorgado por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Una vida y una historia ejemplar, muy poco conocida y que el periodista Vicente Luis García muestra en su blog Non sulum.
Víctor Garaygordobil es una leyenda para las Misiones diocesanas vascas y es el último superviviente del grupo de sacerdotes vascos que partieron de misión para Ecuador en 1948. Fueron los pioneros de una iniciativa hoy muy extendida. La Santa Sede encomendando tierras de misión a las diócesis.
Toda una vida de servicio
Nacido en 1915, se ordenó sacerdote el 27 de junio de 1943 y recibió la ordenación episcopal en la catedral de Babahoyo (Ecuador), el 30 de enero de 1964.
Vivió la guerra civil española como camillero. Ingresó en el seminario de Vitoria al finalizar la guerra y en octubre de 1948 partió a Ecuador como misionero. 34 años pasó allí con una opción preferencial por los pobres. Fue elegido obispos por petición de sus hermanos en el episcopado ecuatoriano pero nunca quiso dejar de ser diocesano de Vitoria.
Un obispo-misionero, un ejemplo de humildad. Cuando en 1982 vio que su labor estaba consolidada y que ya no hacía falta en misiones pidió su renuncia y volvió a su tierra. Se le encomendaron tareas pastorales y desde entonces vive en el santuario de Urriola. Su nuevo encargo: “oficiar las misas, traer agua, atender la casa y llevar las cuentas”.
El periodista Vicente García muestra una entrevista realizada en 1998 con motivo del 50 Aniversario de las Misiones Diocesanas Vascas. Una entrevista que engrandece el corazón de todo el que la lee.
Participante del Concilio Vaticano II
Cuando se celebró el Concilio Vaticano II fue elegido como uno de los representantes de América Latina. Allí fue, con su txapela (nunca se la quitaría), su humildad y su servicio.
Al finalizar el Concilio, participaría en el “Pacto de las Catacumbas” donde algunos obispos celebraron misa y se consagraron a una Iglesia sierva y pobre. Victor siempre lo cumplió.
Un testimonio de vida apasionante. Un amor a la Iglesia y a los pobres. Un obispo-emérito que acaba de cumplir 100 años (es el cuarto más longevo de todo el mundo) y que aún hoy presenta una lucidez impactante.
Una historia que merece ser conocida y que Vicente Luis García nos muestra en su blog. Testimonios que hacen mucha falta para mostrar una humanidad que a veces olvidamos. Dios le dio la fuerza para su sacerdocio y su misión. Le dio la salud para llegar a los 102 años para seguir mostrándolo y contándolo. Victor Garaygordobi falleció el 24 de abril de 2018.