Este convento franciscano a más de 3.000 metros de altitud es un tesoro artístico y el símbolo del acercamiento a la cultura quechua“No es un museo, sino más bien, un recinto vivo”. Lleva entre sus paredes la labor misionera de los frailes franciscanos, quienes lo habitaron desde el siglo XVII, cuando realizaron obras educativas culturales y sociales, para evangelizar en la Selva y en las montañas peruanas.
El religiosos franciscano Jorge Cajo Rodríguez, OFM actual guardián (Superior) del Convento de Ocopa, junto al Ministro Provincial de la Provincia San Francisco Solano, Padre Mauro Vallejo Lagos OFM, participaron del homenaje al Convento de Santa Rosa de Ocopa por sus 290 años de fundación, que se realizó en la ciudad de Lima, el jueves 22 de octubre, en el Hemiciclo Raúl Porras Barnechea, del Congreso de la República.
Junto con el Alcalde del distrito de Santa Rosa de Ocopa, partieron desde la provincia de Concepción, departamento de Junín, a Lima para “sacar del olvido” a éste convento ubicado a 3 mil 360 m, sobre el nivel del mar en el oriente peruano.
“Ya son casi tres trienios, viviendo en esta casa de noviciado, de la Provincia desde 1977”, confiesa entusiasmado el también maestro de novicios, para Aleteia. Desde los años 90, hice noviciado en éste convento, que desde 1999 es también casa interprovincial del noviciado de las cuatro entidades franciscanas del Perú. Actualmente en Ocopa funciona la Casa de la Provincia Misionera de San Francisco Solano, cuyo propósito es formar a los novicios durante un año.
“Ahora estamos recibiendo los homenajes, por la labor, que los frailes misioneros han realizado, durante estos 290 años de historia”, sostuvo sonriente el guardián del convento.
Recinto de esperanza misionera
En la ceremonia también estuvieron presentes el Arzobispo de Huancayo monseñor Pedro Barreto Jimeno SJ, monseñor Lino Panizza Richero OFM, Gran Canciller de la Universidad Católica Sedes Sapientiae ( UCSS), y el reconocido historiador José Antonio Benito Rodríguez, Director del Centro de Estudios y Patrimonio Cultural de la (UCSS).
Conocido también como “La Catedral del valle del Mantaro”, no es tan sólo un monumento arqueológico, se trata de un centro de espiritualidad que alberga esperanza, afirmó entusiasmado monseñor Barreto Jimeno, al confesar que el sacerdote franciscano, Antonio Goycochea, llegó a éste recinto cuando era un adolescente ahora a sus 83 años habla y canta en quechua.
Este es un signo de evangelización de las culturas, continúa monseñor, inspiración misionera de los religiosos franciscanos, que se comprometen a cuidar nuestra casa común, aún en la zona de la Oroya, donde existen algunos pasivos ambientales por resolver.
Fundado por fray Francisco Jiménez de San José el 19 de abril de 1725, Ocopa guarda todo un tesoro histórico en su biblioteca, pinacoteca, el convento antiguo, el claustro de la portería, el claustro del olivo, y el templo, entre otros restos arqueológicos.
Frailes piden rescatar del olvido a Ocopa
Construyeron caminos, fundaron ciudades, iglesias y escuelas estuvieron presentes, allí donde el estado estuvo ausente. Incluso diseñaron mapas políticos, establecieron límites territoriales, en el caso de la frontera con Brasil.
Su aporte al estado peruano es incalculable. Crearon mapas y límites territoriales. Destacaron también en sus misiones por tener dotes de extraordinarios exploradores, geógrafos, escritores, músicos, fotógrafos, pintores, escultores y hasta lingüistas.
Al finalizar la ceremonia el padre Alejandro Cajo, recibió un matebulirado de manos del Alcalde del distrito de Santa Rosa de Ocopa. El Gran Canciller de la Universidad Sedes Sapientiae Mons. Lino Panizza, entregó una placa de reconocimiento, al también conocido como “foco de peruanidad y luz evangélica” en el Perú.
Próximos a los 300 años de su fundación, los religiosos franciscanos esperan reivindicar y sacar del olvido, la labor desconocida de los misioneros para enriquecer la memoria histórica del Perú.