En la liturgia de la Cuaresma llamada "de los dones presantificados" en la Iglesia ortodoxa se celebran las vísperas.
Entre lecturas, el sacerdote se gira hacia los fieles con una vela e incienso y recita "La luz de Cristo nos ilumina".
Es una rememoración de los profetas cuyos escritos se escuchan en la liturgia y que han sido iluminados por la misma luz de Cristo que ilumina a la gente de hoy. Después de una lectura, se canta el conmovedor himno de súplica y la gente se arrodilla:
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Señor, te estoy llamando, escucha mi voz.
Coloca, Señor, un guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
No dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Liturgia de las horas
Para los católicos, las Vísperas forman parte de la oración oficial de la Iglesia llamada Liturgia de las Horas. Se rezan al caer el sol sobre todo para dar gracias a Dios por el día.
La Liturgia de las Horas u Oficio Divino es la oración diaria de la Iglesia que da ritmo a los días y a los años.
Se compone de la alabanza de las Laudes por la mañana, así como las oraciones del mediodía -llamadas tercia, sexta y nona-, las últimas antes del descanso nocturno llamadas completas, y el oficio de lecturas, sin hora fija.