Hablan la viuda y los hijos de Scott Weiland: No perdimos a nuestro padre con su muerte, le perdimos mucho antes por culpa de la droga y los excesosScott Weiland, una de las figuras más importantes del rock de la segunda mitad del siglo XX, falleció el 3 de diciembre, a los 48 años, víctima de un paro cardíaco. Detrás de sí deja una rica trayectoria con dos puntos salientes: haber sido líder de los Stone Temple Pilots, y voz de Velvet Revolver, agrupación con la que compartió con tres ex miembros de los Guns N’ Roses.
Presumiblemente, las crónicas periodísticas y el recuerdo de las redes sociales se han concentrado en resaltar el talento musical de Weiland. Pero Mary Forsberg Weiland, ex mujer de Scott y madre de sus hijos puso la voz de alerta: no glorifiquemos su tragedia con palabrería, pidió, y llamó a reflexionar sobre los excesos que le consumieron la vida.
“El 3 de diciembre de 2015 no es el día en que murió Scott Weiland. Es el día que el público usará oficialmente para llorarlo y fue el último día en que pudo ser puesto frente a un micrófono para el beneficio financiero o el disfrute de otros”, juzga Forsberg en una carta publicada en la revista Rolling Stone, y escrita con la colaboración de sus hijos Noah (15 años) y Lucy (13).
El 3 de diciembre, Noah y Lucy no perdieron a su padre, insiste. Lo perdieron mucho antes, expresó en relación a la adicción de Weiland a las drogas. Ese día, perdieron la esperanza. Y eso va a volver a suceder, asegura, “porque como sociedad casi que lo apoyamos. Leemos críticas de shows pésimos, vemos videos de artistas que se caen, incapaces de recordar sus letras que están en un teleprompter. Y entonces ponemos ‘Agregar al carrito’, porque lo que en realidad debería estar en un hospital ahora se considera arte”.
“Muchos de esos artistas tienen hijos. Chicos con lágrimas en los ojos, que viven el pánico porque sus llantos no son escuchados”, escribe. Y asegura que tras la separación de ambos, Scott, que de joven era católico, “ni siquiera iba a ver a sus hijos participar en la función de Navidad porque ahora se consideraba ateo”. Forsberg recuerda que frecuentemente él la llamaba de noche llorando por su “incapacidad para separarse de las malas opciones y de las personas negativas”.
“No diré que ahora puede descansar, o que está en un lugar mejor. Él debiera estar con sus hijos en una barbacoa en el jardín de la casa esperando un partido de Notre Dame”, lamenta.
En el párrafo final de la carta, que puede leerse en inglés en la página de Rolling Stone, Forsberg escribe: “Noah y Lucy nunca buscaron la perfección en su padre. Simplemente siguieron esperando un pequeño esfuerzo. Si sos un padre que no hace su mejor esfuerzo, todo lo que se te pide es que lo intentes con un poco más de ganas y que no te rindas. El progreso, no la perfección, es por lo que tus hijos rezan”.
Pese a la desolación, Forsberg escribe que “todavía hay esperanzas para otros. Elijamos que esta sea la primera vez en que no glorificamos su tragedia con palabrerío sobre el rock and roll y los demonios que, de paso, no tienen por qué venir con la música. Pasen de largo de la deprimente remera con la inscripción ‘1967-2015’, usen ese dinero para llevar a los niños al estadio o a comprarle un helado”.
Caerse a pedazos
Algunos ya han criticado la carta de Forsberg, por considerarla oportunista. Es que Forsberg, ex modelo, ha publicado un libro en 2009 en el que relata pasajes de su tumultuoso matrimonio con Weiland. Pero en su libro, titulado “Fall to Pieces: A Memoir of Drugs, Rock ‘n’ Roll, and Mental Illness”, ella repasa en primera persona las catastróficas consecuencias que la droga tuvo en su propia vida.
Más allá de los detalles de la relación con su marido y con el mundo del espectáculo, en estas memorias ella escribe su esfuerzo por superar las drogas, con un resultado que puede ayudar a otros a enfrentar el mismo camino. De hecho, si se domina el inglés, puede ser un libro interesante incluso sin que se conozca a los protagonistas, por la agilidad con la que está escrito, el drama que con detalles narra, y la conmovedora sinceridad de sus palabras en un intento de evitar situaciones similares en otros.