“Después del concilio se verificó lo que el abad Laurentin, uno de mis maestros, ha llamado el invierno mariano”
Vittorio Messori: esta es mi investigación sobre María
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El primero de enero de todos los años la Iglesia católica festeja a María Santísima Madre de Dios. Dentro de pocos días, el primero de enero del 2016, el Papa abrirá la Puerta Santa de la Basílica de Santa María la Mayor. ¿Cuál es el sentido de la devoción mariana hoy? ¿Y qué relación existe entre la figura de María y el tema de la misericordia que Papa Francisco ha marcado como el corazón del Jubileo que ha comenzado?
Hemos dirigido estas preguntas y otras más a Vittorio Messori, uno de los periodistas y escritores católicos más conocidos y traducidos del mundo, que ha publicado hace poco una nueva edición de hipótesis sobre María (edición Ares) ampliada con respecto a la precedente en 2008, a la que ha añadido 13 capítulos.
– Su nuevo libro nace, cito de la introducción, “del hecho de que de María nunca se dirá suficiente” y de la sensación de la falta de “una catequesis adecuada (que) parece que “ha quitado a María del lugar que le corresponde en la casa para haberla arrinconado en un rincón” ¿Puede explicar esto un poco más?
Después del Concilio se verificó lo que el abad Laurentin, uno de mis maestros, llamó “el invierno mariano”. Después de un periodo en el que se habló demasiado de María, se pasó al silencio. Por dos motivos. El primero: la influencia protestante, según la que María “es una más”, porque cuanto más se habla de María menos se habla de Cristo, como si exaltando a la Madre se escondiese al Hijo.
También destaca el hecho de que mucha de la devoción mariana preconciliar era sentimental, empalagosa, hecha de cantos de niños, ramos de flores y cosas de este tipo. De este tipo de clima “virginal” mucha gente se alejó de María. He tratado, tanto en este como en otros libros, demostrar que es posible una devoción profunda y a la vez, si se me permite el término, viril.
– En el capítulo llamado Devotos y devociones, usted, sin embargo, invita a no despreciar la fe de los sencillos, la de la viejecita con el Rosario en la mano. ¿Es posible una devoción “convencida y viril” pero al mismo tiempo capaz de la ternura?
La devoción popular es una gran riqueza, a la que la Iglesia no debe renunciar, porque le gusta también a la Interesada. María dijo a Bernardette en Lourdes: Deseo que se erija aquí una capilla y que se venga en procesión”. En mi vida he bajado a la calle para manifestarme políticamente, pero me uno con ganas a una procesión todas las veces que puedo.
Añado que entre las personas que más admiro en el mundo está la viejecita con el Rosario. Lo que no me gusta es una catequesis sentimental, retórica, ¡muchos de los libros sobre María son ilegibles para el hombre de hoy! Añado que en la zona de Desenzano de Garda, donde vivo, contribuí a la recuperación de algunos altarcillos marianos que se estaban arruinando. Pero no solo: construí yo mismo un pequeño santuario mariano.
– Relatos…
“A pocos kilómetros de Desenzano está la antigua abadía de Maguzzano que estaba un poco abandonada. Gracias a mis ahorros y a algunos amigos con recursos, ayudé a construir, con la ayuda de un amigo arquitecto, un pequeño santuario. Pequeño pero elegante porque la devoción debe estar unida a la belleza. Como está en un olivar, se le ha dedicado a “Santa María de los olivos”.
– Respecto a Jesús, ¿cuál es la función de María?
En mi primer libro “Hipótesis sobre Jesús”, el testimonio de mi conversión, María no aparece. Yo estaba superado por Cristo y no “veía” a la virgen. Mi experiencia es que solo cuando entré en confianza con el Hijo, este te lleva a su casa y te presenta a su Madre. Dicho de otra forma: María es importante, pero después de anunciarse a Cristo”.
– En la Salve Regina, la Virgen es “Madre de Misericordia”. ¿Cómo se interpreta este apelativo en la óptica del Jubileo apenas comenzado?
En Dios encontramos la misericordia en su forma más alta y al mismo tiempo la justicia máxima. Dicho esto, quizás a María se le ha adjudicado un deber particular hacia Dios, hacer que en ella esté presente solo la misericordia. En cuanto a persona humana, una de nosotros, María puede “permitirse” esto. María, por tanto, es una especia de regalo hecho a la humanidad: es nuestra abogada defensora ante Dios.
– ¿Hay una advocación específica que a María le guste especialmente?
María, estrella del mar. Los marinos para no perderse seguían las estrellas. María es la que te guía. Como decía San Bernardo de Claraval, “Sigue a María y no te equivocarás jamás de camino”.
– Entre los santuarios marianos ¿hay alguno que frecuente especialmente?
Crecí en Turín y tengo una relación especial con el santuario de la Consolación. Y amo Oropa: más que un santuario es una especie de ciudad mariana sobre el monte.