El mundo no ha sabido conjurar aún la amenaza de la destrucción masivaHace sólo unos meses se conmemoraba el 70 aniversario de los terribles bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Hace solo unos meses toda la comunidad internacional vivía con alegría la firma de un acuerdo con Irán. En él se eliminaban las sanciones a Irán a cambio de someterse a un férreo control nuclear internacional para que no puedan fabricar armas atómicas.
La carrera armamentística nuclear parecía “controlada”. Ahora es Corea del Norte quien pone en peligro de nuevo la paz en el mundo, e incluso amenaza con una destrucción masiva del planeta. Se trata de la bomba H, una bomba de hidrógemo más dañina que las bombas atómicas lanzadas hace 70 años en Hiroshima y Nagasaki. Naciones Unidas ya ha condenado el supuesto ensayo anunciado por Corea, y desde EE.UU. se ve el anuncio con el recelo de una posible campaña propagandística. Nadie sabe a ciencia cierta si Corea del Norte ha podido probar la bomba de verdad o es un engaño.
La bomba de hidrógeno ya se encuentra en disposición de países como EEUU, Rusia, Gran Bretaña, Francia o China, y las consecuencias de su uso son más dañinas que cualquier otra arma a nivel mundial. Se basa en una fusión de dos o más átomos de un isótopo del Hidrógeno, que libera una energía comparable a la del sol. La fusión de las bombas de hidrógeno puede realizarse de manera infinita, por lo que no hay límites en su potencia de destrucción.
Corea del Norte se integraría así en el selecto club de los países que tienen armas termonucleares. Actualmente se estima que hay 23 mil 360 cabezas nucleares almacenadas en 14 países, cuya potencia conjunta ronda los 7 mil megatones, capaces de destruir varias veces la Tierra. En el caso de Corea, nos encontramos ante un verdadero peligro mundial: la dictadura más férrea del planeta, basada en el culto a la personalidad de su presidente, y que alimenta un conflicto internacional, “casi paranoico” hacia el resto del planeta.
El Papa Francisco recordaba en agosto los terribles bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki: “Después de tanto tiempo, este trágico suceso todavía despierta horror y repulsión. Se ha convertido en el símbolo del enorme poder destructivo del hombre cuando hace un mal uso de los avances de la ciencia y la tecnología, y constituye una advertencia permanente para la humanidad, de modo de que se repudie para siempre la guerra y la prohibición de las armas nucleares y de todas las armas de destrucción masiva”.
70 años después del gran desastre con el que se dio por finalizada la II Guerra Mundial el hombre sigue buscando la destrucción y el mal a través de la ciencia y de la tecnología. El anuncio de Corea del Norte debe entenderse como un nuevo aviso sobre la desmedida ambición del hombre: la amenaza nuclear aún no se ha conjurado.
