Querer controlar la vida y la muerte o confiar en un Dios que nos conduce, esa es la cuestiónA veces temo no hacer las cosas porque pienso que no es el momento o porque me da miedo fallar en el intento. A veces me detengo y dejo de luchar, de amar, de entregar.
En un acto egoísta pienso en mí, en mis planes y en mis deseos. Me miro a mí mismo. Lo que necesito. Lo que me hace falta. Lo que me alegra.
Y temo que mis acciones no lleguen a hacerse realidad por miedo a la vida. Me da miedo perder lo que ansío, lo que poseo. El miedo a veces nos encadena.
En un momento de la saga de Star Wars el maestro yoda le dice a Anakin: “El miedo es el camino hacia el lado oscuro. El miedo lleva a la ira. La ira lleva al odio. El odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti”.
El miedo que tenemos nos puede llevar a la ira, a luchar por no perder lo que amamos. El miedo nos puede encerrar en nosotros mismos y puede acabar provocando aquello que más tememos.
Nos gustaría ser poderosos como Dios, ser dioses. Poder manejar la vida y la muerte. Pero somos frágiles. Somos dependientes de un Dios que nos ama y nos conduce. Tememos y muchas veces no somos libres para amar.
El temor a perder lo que más ama, la vida de su esposa, hace que Anakin quiera evitar su muerte usando cualquier método. Quiere tener poder para salvar su vida, para que nunca muera.
En realidad el corazón desea un amor eterno, una vida eterna. Es así que Anakin se pasa al lado oscuro, creyendo que así poseería un conocimiento más profundo de la vida y de la muerte.
El miedo le lleva a la ira y la ira le aleja de aquella a quien tanto ama. Y entonces, al pasarse al mal, provoca la muerte de su mujer, que ya no quiere seguir viviendo.
Siempre que pienso en ese momento de la película veo la fuerza que tienen nuestras elecciones. Optar por el bien o por el mal. Querer controlar la vida y la muerte o confiar en un Dios que nos conduce.
Lo que elegimos nos forma y nos transforma. Nos hace mejores o peores personas. Nuestras decisiones marcan quiénes somos y lo que podemos llegar a ser.
Y el miedo tantas veces decide nuestras elecciones. ¿Cómo manejamos nuestros temores mirando el futuro? ¿Qué es aquello que más tememos perder? ¿Confío en un Dios misericordioso que me quiere con locura y no deja que mis pasos se pierdan?