Tu belleza no radica en que todas tus facciones “combinen”, radica en que están combinadas de manera única en tiA todos nos gusta vernos bien. Levantarnos por la mañana y pensar “hoy me voy a poner guapa (o guapo)” con la idea de salir a la calle listos para enamorar a todo el que pase.
Sin embargo, hay veces que a pesar de poner nuestro mejor esfuerzo para lucir bien, hay ciertos de nuestros rasgos que, hagamos lo que hagamos, siempre nos van a sabotear el look: “si no tuviera esta nariz”…, “si fuera un poco más alto”…, “mis orejas son demasiado grandes”… (esta es la mía), “tengo las piernas muy flacas”… (ya quisiera que fuera la mía).
¿Cómo puedo pensar que me veo bien si tengo este rasgo que no me gusta? Estos atributos “peculiares” que tenemos muchas veces nos hacen sentir incómodos sobre nuestra apariencia.
En este video nos dan algunos consejos sobre cómo aprender a lidiar con nuestra apariencia. Son consejos que NO debemos escuchar, pues estamos seguros de que nos son la mejor forma de enfrentar la insatisfacción que nos produce el creer que ciertas facciones físicas, nos hace menos atractivos.
1. Tu aspecto físico es una lotería que no ganaste
Es cierto que no escogemos con qué atributos físicos nacemos, pero pensar que tu físico “no es personal” es un completo error. ¡Tu físico también eres tú! Valorar la apariencia biológica que tienes es parte de aprender a quererte a ti mismo. En lugar de compararte con los símbolos de belleza de hoy en día, te invito a que conozcas cuáles son los rasgos físicos que más te gustan de ti mismo y los potencies. No se trata de una lotería simplemente, se trata de apreciar quién eres en su totalidad porque así has sido pensado por Dios.
2. Que no seas atractivo te llevará a apreciar mejor la belleza
¿Quién podrá apreciar mejor la belleza? ¿una persona que dice conocerla o una que no? Si no encontramos belleza en nosotros mismos, mucho menos la encontraremos en los demás. El obsesionarse por los pequeños detalles que no te agradan de ti mismo te llevará a que, al ver a las demás personas, te fijes primero en esas cosas insignificantes que serían tus pequeñas obsesiones. Si sabemos apreciar nuestra propia belleza con todo lo que ello implica (nuestras narices, cejas y orejas), aprenderemos a hacerlo también al admirar a quien tenemos al frente.
3. Alguien se fijará en ti por NO ser atractivo
La verdad es que si alguien se fija en ti, es porque le pareces atractivo. Es cierto que hoy en día la sociedad tiene unos estándares de belleza muy claros (que no quiere decir que sean correctos), pero esta realidad no anula los estándares de belleza personales. Una persona se fijará en ti porque le gustas, porque le parecerás atractiva y no necesariamente de la forma preestablecida: verá en tu rostro armonía, en tu cuerpo gracia y en tus ojos luz. Para poder mostrar a los demás lo más atractivo de ti debes primero haberlo reconocido y apreciado.
4. ¡Consuélate!: muchas personas que lo tienen todo no son atractivos
Seguir este consejo solo te hará más reticente a sentirte feliz sobre tu aspecto. Consolarte por la falta de belleza de los demás es incurrir en el pensamiento vicioso de que lo que importa es verte bien según lo que la sociedad dice que es verse bien. Aprender a encontrar la belleza de las personas por sus atributos más encantadores y alegrarse por ello te llevará a fijarte en tus atributos más apelantes cada mañana cuando te veas en el espejo.
5. Los guapos serán feos
Esperar a que las personas que encuentras atractivas pierdan su atractivo para sentirte mejor, es una clara invitación a la envidia. Tu belleza no depende de la supuesta “fealdad” de los demás. Poner tu “nivel” de atractivo en términos de comparación con los demás es nunca poder ser bello por ti mismo. La verdad es que cuando eres atractivo lo eres por la justa combinación de como eres, sin cambiar un pelo de lugar, sin importar como tengan los pelos los demás.
6. No le hagas caso a los rasgos que no te gustan
Finalmente el consejo más difícil, ¿y qué hacer con las facciones que simplemente no me gustan? No se trata de crearte un mundo paralelo en tu mente donde, tu nariz es más pequeña o tus caderas menos anchas. Se trata de aceptar que efectivamente ciertas partes de tu cuerpo son como son, pero tener la certeza de que estas no determinan que seas atractivo o no. Tu belleza no radica en que todas tus facciones “combinen”, radica en que están combinadas de manera única en ti.
Los “desconsejos” que acabamos de tratar son una especie de consuelo al perdedor, invitan a las personas a las que no les gusta como se ven a aliviarse de su insatisfacción por medio de comparaciones y esperanzas falsas e innecesarias. ¡Lo verdaderamente atractivo es una persona que se quiera a sí misma por ser como es!
La belleza real es la combinación de quién eres por dentro y como se refleja esto por fuera: tu forma de cuidar de los demás, tu manera de expresar lo que piensas, tu estilo a la hora de vestir, etc.
Si nos dedicamos más a conocernos y valorarnos por nuestra identidad en vez de obsesionarnos con cumplir con los parámetros de belleza de esta sociedad, seremos más felices, libres y definitivamente atractivos.
Artículo originalmente publicado por Catholic Link