Egoyan vuelve a abordar el tema de la memoria histórica en relación al exterminio de un puebloHoy, 26 de febrero, llega a las salas españolas, y de la mano de Vértigo Films España, Remember -muy aclamada en el Festival de Venecia-, la última película del director de cine egipcio, Atom Egoyan (Chloe, 2009), que aunque desarrolla su trabajo profesional en Canadá es de origen armenio.
Existe una cantidad infinita de películas dedicadas al nazismo y a la Segunda Guerra Mundial, provenientes sobre todo de Alemania, cuyos directores buscan recordar la gravedad de los acontecimientos de esta época para que nunca más se repitan y para, de una cierta manera, lavar las culpas que aún hoy día están presentes en la sociedad.
No es la primera vez que Atom Egoyan aborda el tema de la memoria histórica en relación al exterminio de un pueblo. Lo hizo en Ararat (2002) con el genocidio armenio -del que se cumplen ahora cien años- y lo hace en Remember.
Pese a su tremenda irregularidad en su trayectoria fílmica, Egoyan retoma las mismas obsesiones de sus películas -la incomunicación, el peso del pasado, la presencia de un personaje-demiurgo que funciona como alter ego del cineasta- de nuevo. Y como en el cine de Shyamalan, aspira a subvertir el sentido moral de la historia. Tampoco es la primera vez que Egoyan habla de las consecuencias de un trauma (El dulce porvenir, 1997) ni de la humanidad del monstruo (El viaje de Felicia, 1999).
En este thriller, el oscarizado actor canadiense Christopher Plummer encarna a Zev Gutman, un superviviente del Holocausto nazi de unos 90 años de edad con demencia senil, que se da a la búsqueda de Rudy, un criminal de guerra nazi que fue responsable de la muerte de su familia en Auschwitz.
Digamos que es como el protagonista de Memento (Christopher Nolan, 2000): en su viaje a los infiernos, y para hacer uso de la venganza, tiene que releer la carta que lleva consigo para recordar cuál es su meta. Es un aprendiz de marioneta, un personaje que reescribe otro. Y los sucesivos candidatos a nazi que encuentra en su camino han tenido que crearse otra identidad para desarrollar una vida normal. Eso sí, la historia no podría completarse sin la presencia, en el apartado actoral, y en categoría de secundarios, de un trío de ases: Martin Landau, Bruno Ganz y Dean Norris.
Aunque el tema no es especialmente original, el acercamiento que propone Egoyan y la profundidad con la que lo hace su protagonista merecen nuestro aplauso. La narración, no obstante, tiene algunos problemas al intentar evadir los clichés más comunes, estirando los límites de la plausibilidad con demasiados trucos de guión, coincidencias y reiteraciones, pero es capaz de conseguir una notable espiral de tensión hasta el final del viaje, así como de dotar al filme de ritmo durante todo el relato.
Sin embargo, los potenciales fallos del guión se compensan por el magnífico uso de los efectos de sonido y la música, cortesía de Mychael Danna, que ayuda a crear algunos de los mejores momentos en la película.
Remember es un filme que debe verse -al margen de todo lo bueno que pueden dar de sí las historias sobre la Segunda Guerra Mundial, como pasó con el original punto de vista que ofrecía En la oscuridad (Agnieszka Holland, 2011)- por la personalidad narrativa que destila su director y por la calidad interpretativa del elenco principal.