Lo que comenzó como el pago de una promesa por los favores recibidos terminó convirtiéndose en el ícono de todo un pueblo
A apenas diez kilómetros de la histórica ciudad de Butte, en Montana, y a más de 3500 pies de altura con respecto al valle circundante, se yergue la imagen de Nuestra Señora de las “Rockies”: una estatua de un blanco níveo y de casi 30 metros de alto que comenzó siendo el pago de una promesa por los favores recibidos, y terminó convirtiéndose en el ícono de todo un pueblo.
En 1979, Bob O’Bill, uno de los residentes del pueblo, hizo una promesa a la Virgen. Si su esposa, quien entonces estaba al borde de morir de cáncer, lograba recuperarse, él construiría una imagen de la Virgen, de cerca de cinco pies de alto, en el patio de su casa.
O’Bill, quien había trabajado durante años como electricista en las minas de cobre de la ciudad –que antaño había sido el yacimiento del mineral más importante del mundo-, estaba pasando por la peor situación económica de su vida: las compañías mineras habían abandonado la ciudad, las oportunidades de empleo eran escasas y el ánimo general de la que se dice es la ciudad más irlandesa de los Estados Unidos estaba prácticamente por el suelo.
Pero la esposa de O’Bill se recuperó del todo, y una promesa es una promesa. Y toda la comunidad ayudó a cumplirla.
Si la ciudad carecía de recursos, sobreabundaba en solidaridad. En la misma medida en la que las familias perdían sus empleos, más manos se sumaban a la obra, que ya había pasado de ser una estatua en el patio trasero de una casa para convertirse en una estatua de tres piezas y más de sesenta toneladas de peso en lo alto de una montaña.
Toda la historia, con una larga serie de milagros anexos a la construcción, está contada por sus propios protagonistas en este video –