La perfección de Dios tiene un punto débil, justo donde la imperfección humana nunca falla: la capacidad de perdonar.
En su homilía del 1 de marzo de 2016, el papa Francisco animó a perdonar como Dios, es decir, olvidando las culpas de los demás.
Sin memoria
Los pensamientos del papa Francisco en la homilía se guiaron por las lecturas de la liturgia.
El Evangelio presenta la famosa pregunta de Pedro a Jesús: "¿Cuántas veces tengo perdonar al hermano que me ha ofendido?".
La lectura tomada del Profeta Daniel se centra en la oración que reza el joven Azarías a punto de morir en un horno por rechazar adorar a un ídolo de otro.
En ella invoca entre las llamas la misericordia de Dios para el pueblo, pidiéndole también perdón para sí mismo.
Esto, destacó Francisco, es el modo exacto de rezar. Sabiendo que podemos contar con un aspecto especial de la bondad de Dios:
La ecuación del perdón
En la cita del Evangelio, para explicar a Pedro que es necesario perdonar siempre, Jesús cuenta la parábola de los dos deudores.
El primero obtiene el perdón de su señor, aunque la deuda era enorme. Pero él mismo es incapaz de ser igualmente misericordioso con otro que le debe solo una pequeña suma.
Sobre este punto el Papa observó:
"Él quiere perdonarte, pero no puede si tu corazón está cerrado, la misericordia no puede entrar. ‘Pero Padre, yo perdono, pero no puedo olvidar lo que me ha hecho’… ‘Pues pídele al Señor que te ayude a olvidar’. Esto ya es otra cosa.
Se puede perdonar aunque a veces olvidar sea difícil. Pero ‘perdonar’ y ya ‘luego me la pagas’ no: ¡eso no! Perdonar como perdona Dios: al máximo”.
Misericordia que “olvida”
Misericordia, compasión, perdón, repitió el Papa, recordando que “el perdón del corazón que Dios nos da es siempre misericordia”.
“Que este tiempo nos prepare el corazón para recibir el perdón de Dios. Pero recibirlo y después hacer lo mismo con los demás: perdonarles de corazón".
"Porque todos tenemos motivos para pedir perdón: todos. Perdonemos y seremos perdonados -concluyó-. Tengamos misericordia unos con otros y sentiremos también la misericordia de Dios que, cuando perdona, ‘olvida’”.