El Pontífice manifiesta que todos pueden sufrir el exilio de la soledad, el sufrimiento, la muerte y recibir la consolación de DiosEl papa Francisco en la audiencia general del 16 de marzo de 2016 prosiguió la catequesis temática sobre la misericordia y habló de la consolación de Dios para los exiliados, los desterrados, las personas que sufren.
El Pontífice que lavará los pies a los refugiados de un Centro romano el próximo jueves santo, afirmó: “Y uno se puede preguntar: ¿Dónde está Dios? ¿Cómo es posible tanto sufrimiento de hombres, mujeres y niños inocentes y cuando intentan ir a otra parte se les cierran las puertas?”, cuestionó.
En otro momentos explicó: “El exilio fue una experiencia muy dura para el pueblo de Israel e hizo que su fe vacilase. También nosotros podemos vivir a veces algún tipo de exilio, como la soledad, el sufrimiento, la muerte, que nos hace pensar que estamos abandonados por Dios”, dijo.
Después de la lectura de la biblia, Jeremías capítulos 30 y 31, el Papa recuerda: “Nos podemos preguntar: ¿Dónde está Dios? El profeta Jeremías nos da una respuesta: Dios está cerca de nosotros, es fiel y hace grandes las obras de salvación en quien espera en él”, dijo.
De fondo a las palabras del Papa, la persecución de los cristianos en los regímenes comunistas: “Me viene a la mente la cercana Albania (ex país comunista donde los fieles sufrieron graves acosos) y cómo después de tanta persecución y destrucción ha logrado alzarse en la dignidad y en la fe, así habían sufrido los israelitas en el exilio”.
¿Cuántas veces hemos escuchado: ‘Dios se ha olvidado de mí’- tantas veces las personas que sufren se siente abandonadas”.
El Papa recordó también el exilio de los migrantes y los refugiados “lejanos de su patria, en sus ojos las ruinas de sus casas y en el corazón el miedo y, lamentablemente, en varios casos, sienten el dolor de la perdida de sus seres queridos”.
Una alusión a la masa de refugiados que tocan a la puerta de Europa. De hecho, alrededor de 30 mil refugiados y migrantes que están aprisionados en Grecia a la espera de poder continuar su viaje hacia el norte de Europa, y sufren hambre, frio, o privaciones de otro tipo, además en la frontera con Macedonia.
Dejando de lado las hojas del discurso, el Papa sostuvo: “ellos están allí en la frontera porque tantos corazones y tantas puertas están cerradas. Los migrantes de hoy que sufren la intemperie y no pueden entrar…no sienten la acogida.
Me gusta mucho ver cuando las naciones, los gobernantes abren el corazón y las puertas”.
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Dios no está ausente frente al sufrimiento de los inocentes
El Papa recordó las palabras del profeta Jeremías: “El pueblo exiliado podrá volver a ver su tierra y a experimentar la misericordia del Señor. Es el gran anuncio de consolación. Dios no está ausente ni siguiera hoy, ni en estas dramáticas situaciones”.
De esta manera, insiste en la esperanza del bien que vence sobre el mal: “Dios está cerca y hace grandes obras de salvación para quien confían en Él, no se debe ceder a la desesperación y continuar a estar seguros de que el bien vence el mal, y que el Señor secará toda lagrima y nos liberará de todo miedo”.
Igualmente, habló de un “Dios que ama sin limites, que ni siquiera el pecado puede frenar y gracias a Él el corazón del hombre se llena de alegría y de consolación”.
Luego recordó la promesa de Dios al pueblo de Israel. Una promesa de volver del exilio a su tierra.
El papa subraya el tema de la consolación de Dios al pueblo que sufre. “El salmo nos dice que cuando regresaron a su patria, la boca se les lleno de sonrisa, era una gran alegría”.
“Es el dono que el Señor quiere hacer a cada uno de nosotros, con su perdón que convierte y reconcilia”, explicó.
Volviendo a recordar las palabras del profeta Jeremías, el Papa presentó el regreso de los exiliados como un símbolo de la “consolación del corazón que se convierte”.
En la Pascua, este mensaje se cumple en Jesús. “Su pasión, muerte y resurrección es la expresión definitiva y más plena del amor misericordioso de Dios, que nos devuelve del exilio, nos conforta en las adversidades y nos concede alegría, paz y vida eterna”, dijo.
Fotos Antoine Mekary/Aleteia
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