¡Quédate conmigo!Porque anochece ya,
porque es tarde, Dios mío,
porque temo perder
las huellas del camino;
no me dejes tan solo
y quédate conmigo.
Porque he sido rebelde
y he buscado el peligro,
y escudriñé curioso
las cumbres y el abismo;
perdóname, Señor,
y quédate conmigo.
Porque ardo en sed de ti
y en hambre de tu trigo;
ven, siéntate a mi mesa,
bendice el pan y el vino.
¡Qué aprisa cae la tarde…!
¡Quédate, al fin, conmigo!