El laicismo desnaturalizado es una respuesta equivocada al reto que constituye el islam1. Que Europa tienen múltiples raíces debería ser obvio: romanos, griegos, judíos, cristianos, en fin.
2. La historia ha ido moldeando el continente desde sus orígenes en el cristianismo. Esto es un hecho central y permite luego estudiar cómo otras culturas han contribuido en su desarrollo.
3. La historia del cristianismo no es impecable, pero incluso en los elementos hostiles a nuestra religión, que también conforman nuestra historia, la referencia cristiana es una matriz de comprensión fundamental, central, y no puede ser eludida; los valores cristianos están a su vez en el fondo de las reivindicaciones hostiles al cristianismo.
4. El principio de laicidad es, en su origen, fundamentalmente cristiano, y lo que estamos imponiendo hoy por ejemplo en Francia bajo este nombre es sólo una caricatura que arrebata al país de su sustancia original.
5. Se han producido reivindicaciones buenas y legítimas en el proceso de laicización de países como España, pero con el tiempo hemos perdido el rumbo y no hacemos más que serrar la rama sobre la que estamos sentados.
6. El laicismo desnaturalizado es una respuesta equivocada al reto que constituye el islam: sólo teniendo una identidad profunda podemos favorecer un encuentro respetuoso con la alteridad. Al honrar nuestra cultura permitimos la existencia de la del otro, mientras que nosotros nos seguimos manteniendo firmes en el intercambio.
7. Toda la riqueza de nuestra cultura y de nuestro ser necesita del cristianismo para su explicación.
8. Si no queremos que el legado de nuestros hijos sea el de una sociedad hueca, debemos detener la deconstrucción y trabajar para construir.