México se apunta al modelo liberal del consumo lúdico, terapéutico y a la producción legal de la marihuana Con la anuencia de organizaciones civiles como México Unido Contra la Delincuencia, México está a punto de legalizar el cultivo, el consumo personal y terapéutico y la venta controlada de cannabis. Es decir: legalizar la marihuana.
Los miles de muertos que dejó la guerra contra la producción y venta de la cannabis en México, quedaron atrás. De combatirla a producirla y comercializarla. Tal es el brinco que pretende dar el poder legislativo en el principal país productor de marihuana en el mundo.
Hasta seis plantas por persona
Una iniciativa de ley se presentó este jueves en el Senado de la República, impulsada por el senador del Partido Acción Nacional Roberto Gil Zuarth, formaliza el hecho de que los mayores de edad podrán tener en su hogar hasta seis plantas de cannabis para consumo personal.
Eso, por una parte. Pero si la idea era seguir plantando marihuana para hacer negocio, se topará el posible productor “legal” con un tema complejo: las instancias del gobierno federal tendrán control absoluto de las actividades de producción y distribución, según la propuesta de la Ley General para el Control de la Cannabis.
Aunque, según una encuesta de la empresa Parametría, el 77% de los mexicanos están en contra la marihuana pero apoya su uso medicinal, la nueva ley –llamada Ley General de Control de Cannabis- establecerá las bases para la apertura de sitios de venta tras la entrega de licencias para plantar, cultivar y preparar el cannabis tanto para uso personal, como terapéutico y médico.
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Como sucede muy a menudo en México, se piensa que con la creación de un plan gubernamental y el aumento del control burocrático, las cosas van a funcionar a la perfección, se crearán dos organismos que tendrán “el control absoluto” del mercado: el Instituto Mexicano del Cannabis (IMCANN), que será el encargado de la entrega de licencias para cultivar, procesar, almacenar y autorizar puntos de venta al menudeo, y el CANNAMEX, único organismo distribuidor autorizado para adquirir el cannabis a aquellos con licencia de producción.
El CANNAMEX también tendrá la facultad de vender marihuana “legal” a las franquicias autorizadas (por el IMCANN) para comercializar con fines terapéuticos o personales; así como venderla a la industria farmacéutica para producir medicamentos.
¿Se irán a cumplir las reglas?
A través de estos dos organismos el Estado mantiene todo el control de la cadena de producción y comercialización.
El órgano regulador incluso vigilará la calidad del producto—realizará pruebas de contaminantes y metales pesados— y determinará en qué tipo de empaque se podrá comercializar con la cannabis y bajo qué medidas de seguridad, según se desprende del texto de la iniciativa que –seguramente—será aprobada en las próximas semanas.
El IMCANN deberá emitir reglas sobre la cantidad de cannabis que cada persona o empresa podrá cultivar, el número de licencias límite entregadas por Estado o Municipio, la cantidad de franquicias permitidas y el tipo de productos con cannabis que podrán producirse.
Entre sus facultades también está definir el precio con el que CANNAMEX comprará y venderá marihuana a productores, puntos de venta al menudeo o el sector farmacéutico.
La Ley General para el Control de la Cannabis también propone la creación de cooperativas de marihuana o clubes de cannabis. Estas deberán registrarse como asociaciones civiles sin fines de lucro con un mínimo de dos y un máximo de 80 socios.
Al ser una cooperativa, su producción se limitará a la demanda de sí mismos —hasta seis plantas por socio— y si tuvieran producción excedente deberán venderla a CANNAMEX.
Finalmente, no se podrá hacer publicidad sobre la agrupación y deberán ofrecer servicios de información y asesoramiento en reducción de riesgos y daños por uso de drogas.
De igual forma, la iniciativa prohíbe la venta a menores, la publicidad con la cannabis o el consumo en espacios públicos; así como en vehículos de servicio público, individual o colectivo.
Tampoco permitirá el comercio, distribución, donación, regalo, venta y suministro a menores de edad; o darles empleo en actividades vinculados al mercado de la cannabis.