Los edificios diseñados para actividades contemplativas inciden directamente en los estados mentales de quien los visita
Emily Von Hofmann, periodista de CityLab para The Atlantic, tuvo una larga conversación con el Dr. Julio Bermúdez, el director de un nuevo estudio que utiliza métodos de neuroimaginería (básicamente, a través del uso de resonancia magnética) para capturar los efectos de la arquitectura en el cerebro humano.
Lo que Bermúdez descubrió, y que Von Hofmann recoge en su artículo, es lo que él mismo ha querido llamar “arquitectura contemplativa” o “fenomenologías del entorno construido”: que la presencia constante de cierto tipo de arquitectura en la vida cotidiana produce los mismos beneficios para la salud que la meditación tradicional inducida –es decir, la práctica voluntaria de la meditación- pero, obviamente, con mucho menos esfuerzo invertido por parte de la persona.
La “arquitectura contemplativa” generalmente incluye una serie de elementos que, desde siempre, han sido parte integral de la arquitectura religiosa. Bermúdez explica que es absolutamente lógico “esperar que las sociedades no sólo adviertan la estrecha relación entre belleza y experiencia (y la experiencia de esa belleza) a lo largo del tiempo, sino que además procuren explotarla en cualquier edificio”, independientemente de que esté construido con miras a la contemplación o el descubrimiento espiritual, personal, cultural o científico.
Uno de los experimentos del Dr. Bermúdez consistió en mostrar a doce arquitectos una serie de fotografías de edificios contemplativos y no-contemplativos, desde la fachada hasta el interior de las edificaciones, y medir la actividad cerebral desplegada al ser expuestos a las imágenes, e imaginar que entraban al lugar.
El catálogo de lugares contemplativos incluía la Alhambra, el Panteón de Agrippa, la catedral de Chartres, el Instituto Salk y la Catedral de Ronchamp.
Hasta ahora, los resultados de la investigación han demostrado que, contra lo que algunos apóstoles de la practicidad en la construcción predican, el diseño arquitectónico no es un accesorio.
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