Un acuerdo extraordinario entre las distintas iglesias que custodian el santuario recibe una donación del Rey de Jordania
Los trabajos de restauración del Edículo del Santo Sepulcro, el lugar que la tradición señala como la tumba de Jesús, pero además como escenario de la resurrección, están a punto de comenzar. Los costos de la restauración ascienden, de acuerdo a un cálculo inicial, a tres millones y medio de dólares aproximadamente, y tienen como meta devolver al monumento que actualmente recibe a los visitantes –edificado en 1810, sobre el sitio santo original- su esplendor inicial: se retirarán las losas de mármol para poder restaurar el monumento que los Templarios erigieron en el siglo XII, reparar las grietas en el sepulcro original y luego reconstruir el santuario exterior, de acuerdo a la nota publicada por ArtnetNews.
Si bien el proceso de restauración y reconstrucción es en sí mismo difícil, más difícil aún fue llegar a un acuerdo entre las seis iglesias responsables de la conservación del sitio, a pesar de que sólo tres de éstas cubrirán los costos de la reparación (tanto la iglesia Griega Ortodoxa, como la Armenia Ortodoxa y la Católica Romana pagarán un tercio de los costos cada una. Las otras tres son la iglesia Copta, la Etíope y la Siria Ortodoxa). Cada una de estas iglesias guarda celosamente los privilegios y territorios otorgados en 1853 durante el mandato otomano, y cualquier decisión unilateral es motivo de condena y, las más de las veces, amargas discusiones. El ejemplo de la llamada “Escalera Inmóvil” es más que elocuente.
No sólo entre cristianos, sino entre cristianos y musulmanes.
Pero, además, una nota de prensa publicada por la Agencia Oficial de noticias jordana, y reproducida parcialmente por el Vatican Insider, señala que el Rey Abdullah II de Jordania emitió una makruma, una beneficencia real oficial para proveer ayuda para la restauración del Santo Sepulcro “de sus propios fondos personales”. La nota de la Agencia de Petra añade, también, que el Patriarca Griego Ortodoxo de Jerusalén, Teófilo III, recibió una misiva oficial del reino de Jordania con la información, a la que respondió diciendo que “Su Majestad siempre ha sido, y será, el Fiel Guardián y Custodio de los Sitios Santos Cristianos y Musulmanes en Tierra Santa (…) El Rey Abdullah encarna en hechos, y no sólo en palabras, la vida compartida de musulmanes y cristianos alrededor del mundo, y en especial en Tierra Santa”.
Así, como señala La Stampa, será un soberano musulmán, descendiente directo de Mahoma, quien pagará parte de los gastos de la restauración del que ha sido, por siglos, el más venerado de los santuarios cristianos del mundo.
El gesto del rey Abdullah es de capital importancia, en tanto puede considerarse como una reafirmación del Pacto de Umar, del año 637, en el que el Califa Umar, el segundo sucesor de Mahoma, tras conquistar Jerusalén, accedió a respetar y no convertir la Basílica del Santo Sepulcro en una mezquita. Ha sido gracias a este pacto, a pesar de la convulsionada historia de Tierra Santa a lo largo de los siglos, que la Basílica del Santo Sepulcro ha sobrevivido, desde siempre, como un sitio de culto cristiano.
Con esta contribución, el rey Abdullah, en tiempos en los que un pretendido califa –el líder de ISIS, Abu-Bakr Al-Baghdadi- destruye y profana sitios cristianos en Siria e Irak, envía un mensaje muy claro al mundo islámico, apuntando a su propia historia e identidad.