Al nuevo mandatario le tocará llevar adelante el cuarto período presidencial de democracia Más de 22 millones de peruanos cumplieron con su deber cívico el pasado domingo al acudir a las urnas para elegir al próximo presidente del Perú, a quien le tocará llevar adelante el cuarto período presidencial en democracia, luego de la dictadura que vivió la república entre los años 90 y el 2005.
Para algunos analistas políticos, esta contienda electoral reafirmaba una disputa entre la izquierda representada por Verónica Mendoza, del Frente Amplio, y la derecha de Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, hija del expresidente Alberto Fujimori, quien permanece preso en un penal de máxima seguridad.
Con las actas escrutadas al 90% por la Oficina Nacional de Procesos electorales (ONPE) un 39,16% le devolvió la confianza al fujimorismo.
“Nuestro país necesita reconciliación”, sostuvo Fujimori al conocer los resultados.
Sin embargo, en un segundo reporte se confirmó que la exprimera dama deberá disputar una segunda vuelta electoral, el próximo 5 de junio con Pedro Pablo Kuczynski, exministro de economía del gobierno de Alejandro Toledo de Peruanos por el Kambio, al no haber superado el 50% de los votos que exige la ley.
Habrá segunda vuelta
Keiko Fujimori no sólo ha obtenido la aprobación de casi el 40% del electorado peruano, sino también el fujimorismo ha conseguido ocupar la mitad de los escaños del Congreso de la República.
La nueva geografía del mapa electoral peruano luce así: en las provincias del norte, el fujimorismo ha arrasado, mientras que en las del sur el voto mayoritario ha sido para la candidata izquierdista Verónika Mendoza, con la exclusión de Arequipa, donde ganó Pedro Pablo Kuzcynski.
Independientemente de que los resultados en segunda vuelta le sean favorables o no a la lideresa del fujimorismo, lo que sí es seguro es que el control de las leyes y la acción del gobierno le son favorables.
Más allá de los resultados y los candidatos, fue en definitiva el triunfo de la democracia lo que los peruanos han celebrado al término del proceso electoral de este domingo.
El rechazo a cualquier tipo de violencia
Desde la espesura del Valle del Vraem en la selva central, a pocas horas de iniciarse las elecciones generales, ráfagas de fusilería y explosivos intentaron empañar la fiesta de la democracia en Perú.
Cuando el material electoral se trasladaba a la localidad de Matichacra en el distrito de Santo Domingo de Acobamba, provincia de Huancayo en la región Junín, un convoy de 14 camionetas fue atacado. Tres militares y un civil perdieron la vida en el acto, mientras que otros seis desaparecieron.
La Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) rechazó cualquier tipo de violencia que empañe el desarrollo del proceso electoral.