El Pontífice con su 13º viaje internacional pone la atención en el drama de los refugiados y lidera signo de unidad de los cristianos por una justa causa El papa Francisco volverá a abrazar el dolor de los prófugos que huyen de la guerra y la destrucción con una visita mañana sábado 16 de abril a la isla griega de Lesbos, meta de miles de sirios tras un trágico viaje atravesando el Egeo.
El viaje relámpago del Papa vigorizará además un “ecumenismo de la caridad”, es decir, la unión de los cristianos alrededor de temas concretos como el drama de los refugiados que tocan la puerta a Europa.
Con las ultimas deportaciones a Turquía, su gesto tendrá un peso en el debate público internacional.
“Podemos decir que este viaje de Francisco subraya, una vez más, el compromiso de promover una ‘cultura de la solidaridad’, un compromiso que el papa Bergoglio ha declarado en repetidas ocasiones que es uno de los pilares más importantes de su pontificado”, dijo a Aleteia Fabio Baggio, director del Scalabrini International Migration Institute (SIMI) de Roma.
Y dicha solidaridad y caridad, agregó: “empieza ‘en casa’, es decir, dentro y entre las comunidades eclesiales y las diversas denominaciones cristianas. Es precisamente en la manifestación concreta y tangible del amor misericordioso de Dios que todos los cristianos están unidos más allá de las diferencias dogmáticas y disciplinarias”.
Se trata de “una visita humanitaria y ecuménica” que está marcada por la decisión del pontífice argentino de poner de nuevo la atención en el drama de los refugiados.
Así, el Vaticano organizó el 13º viaje internacional del Papa en tiempos rapidísimos fuera de los estándares acostumbrados.
“Incluso si persistimos todos en llamarlos ‘migrantes’, por conveniencia, de hecho, todos sabemos que muchos de ellos son refugiados y solicitantes de asilo, hombres, mujeres y niños que huyen de guerras que no querían y de las cuales son víctimas inocentes, titulares de una protección internacional contemplada en los convenios internacionales que todos los estados de la UE han firmado”, recordó Baggio.
En este sentido, recalcó que son personas que perpetúan la memoria de los “peligrosos viajes con improvisados medios al no tener alternativas, los rechazos injustificados, los retrasos en los procesos de reconocimiento, el mal estado de su acogida inicial, los nuevos muros y barreras que surgen para obstaculizar su camino hacia el corazón de la UE”.
De igual manera, el experto en movilidad humana, destacó que “la negociación sobre los números y las cuotas por razones puramente políticas son sólo algunos de los problemas que la visita de Francisco puede destacar”.
En efecto, “es igualmente necesario afrontar juntos la cuestión migratoria. No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio”, dijo el papa Francisco en su discurso al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa, en Estrasburgo, Francia (25.11.2014).
“En las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda”, constató el Papa.
La ausencia de ayuda dentro de la Unión Europea “corre el riesgo de incentivar soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes, favoreciendo el trabajo esclavo y continuas tensiones sociales”, explicó Francisco.
A tal propósito, también se une a este llamado del Papa la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma para reflexionar sobre un tratamiento ético del fenómeno de la movilidad humana especialmente relacionado con la opinión publica y los refugiados en Europa que tendrá lugar en esa sede universitaria el próximo miércoles 27 de abril.