Un lienzo encontrado en 2004, en un falso techo de un trastero, busca su ingreso en algún museo
Varias cosas distinguen la obra de Caravaggio: su uso de la luz, la temática, la firmeza del pulso del autor, la ausencia de correcciones, el patetismo de sus personajes y –gracias, maestro- el hecho de que nunca firmó uno solo de sus cuadros. Sobra decir que, debido a esto, Caravaggio ha sido uno de los autores más copiados de la historia. Difícilmente se ha llegado a acuerdos a propósito de la atribución de la autoría de muchas de sus obras. De hecho, sólo alrededor de muy pocas hay consenso, como afirma el experto historiador francés Eric Turquin, en declaraciones recogidas por El Mundo, de España.
Una pieza encontrada en el cielo raso de una casa en Toulouse durante una fuga de agua en 2004 se suma a la discutida colección del maestro lombardo: una representación de Judith decapitando a Holofernes, de la que se sabe alguna vez Caravaggio habría pintado más de una, de acuerdo a testimonios de la época. Una de estas representaciones ya se encuentra en la Galería de Arte Nacional del Palazzo Barberini, en Roma.
La otra, según los expertos, podría ser esta.
La obra, mostrada por primera vez al público el pasado 12 de abril de este año, habría sido pintada entre 1600 y 1610, hacia el final de la vida del artista. El gabinete de especialistas que acompaña a Turquin ha reunido evidencias de la autenticidad de la obra, incluida una copia de esta pintura hecha por el pintor flamenco Louis Finson, amigo del maestro lombardo. Para Turquin, este es “el cuadro más importante hallado en el último cuarto de siglo, de uno de los genios más importantes de la pintura universal”. No en vano la pintura, actualmente, está tasada en 120 millones de euros.