Jason McElwain: 10 años después, sigue siendo ejemplo de superación de la barrera del autismoFue hace más de 10 años. Con el número 52 a la espalda y una cinta en el pelo, Jason McElwain jugó los cuatro minutos de básquetbol más espectaculares de la historia. No ocurrieron en el Madison Square Garden, ni en un All Star. El protagonista no fue Michael Jordan, ni Stephen Curry, sino el pequeño jugador del Greece Athena High School.
Jason McElwain tuvo, muy pronto, problemas para relacionarse. Hasta los cinco años no comenzó a hablar y los médicos, tras diversas pruebas, le diagnosticaron autismo. Una enfermedad con la que es difícil convivir, con la que podría ser difícil hacer una vida común a la de los chavales de su edad.
A Jason le gustaba el básquetbol, era su gran pasión y por eso se convirtió en el delegado del equipo de su escuela. Su labor consistía en preparar el equipamiento, acompañar a sus compañeros y, de vez en cuando participar en algún entrenamiento.
Un buen día, sus compañeros le pidieron al entrenador que le dejara jugar algunos minutos. Los “minutos de la basura” que suelen denominar los jugadores de básquetbol. Estos 4 minutos no fueron de la basura, sino los más grandes en toda la historia del básquetbol.
Jason quiso aprovechar su oportunidad. Primer triple: fallido. El balón no tocó ni aro, pero a Jason le dio igual, siguió intentándolo. El segundo triple: canasta; y el tercer, y el cuarto… Jason encestó 20 puntos en sólo 4 minutos. El equipo no lo podía creer, sus compañeros estaban exultantes, y todo el campo comenzó a corear su nombre.
Su vídeo quedaría grabado en la imagen de todos. Fue considerado el Premio ESPY al Mejor Momento deportivo del año y esas imágenes han dado la vuelta al mundo.
10 años después, Jason McElwain sigue siendo inspiración para todos. Ya no juega al básquetbol, aunque sigue ayudando a su instituto. Ahora ofrece charlas y conferencias buscando fondos para la investigación del autismo. Cuenta su historia y cómo le ayudó el básquetbol escolar. El deporte sigue siendo su inspiración y ya ha corrido 5 maratones con marcas por debajo de las 3 horas. Jason McElwain sigue encestando, sigue derribando los muros del autismo y sigue demostrando que es posible relacionarse e inspirar al mundo entero, en tan sólo 4 minutos.