El Pian, de la familia de la sífilis, puede ser la segunda enfermedad infecciosa erradicadaOriol Mitjá es un médico investigador español especializado en enfermedades infecciosas. En los últimos 6 años ha llevado a cabo una investigación transformadora sobre diagnóstico y tratamiento del pian, una enfermedad “olvidada”. Ahora está a punto de conseguir erradicarla.
El Pais (periódico español), muestra como en 2010 llegó a la isla de Lihir, en medio del océano Pacífico, en Papúa Nueva Guinea. Allí se encontró con esta enfermedad que borra los rostros y deforma las piernas. Una enfermedad que afecta a 500.000 personas, que fue erradicada de los países ricos pero que aún causa estragos en los países más pobres: en África, el sudeste asiático y el Pacífico occidental. En el primer mundo basta un simple antibiótico: la azitromizina. En el tercer mundo no tienen acceso a él y la gente vive con la piel desatendida y horribles heridas que socavan su integridad y su propia vida.
Gracias a los estudios de Oriol Mitja, la Organización Mundial de la Salud quiere erradicar la enfermedad para el año 2020. Podría convertirse en la segunda enfermedad humana que desaparece, tras la viruela. Su historia ha quedado plasmada en el documental: “Donde acaban los caminos”.
El pian es una enfermedad de la familia de la sífilis pero que se transmite por contacto directo, piel a piel, con los fluidos de las lesiones o incluso por las picaduras de insectos. Por eso es tan difícil erradicarla en los lugares donde no hay agua, ni luz, ni jabón. Una enfermedad que siempre estuvo ahí. La primera evidencia se encuentra en en esqueletos de Homo erectus de 1.6 millones de años de antigüedad y algunos la identifican como la plaga narrada en el libro de los Números de la Biblia (produjo 24.000 muertos entre los hebreos).
Con las migraciones la enfermedad fue creciendo. A Europa llegaría tras el retorno de Cristobal Colón. En la Edad media fue una enfermedad endémica y tras sucesivas mutaciones llegó a convertirse en la sífilis. Entre 1952 y 1964, la OMS y UNICEF ofrecieron ayuda a 46 países con el objetivo de erradicar las treponematosis endémicas. La enfermedad disminuyó en un 95%, pero todavía quedó latente y endémica en los lugares más pobres del planeta.