El debate sobre la despenalización del aborto avanza en el país sudamericano “Yo nací producto de una violación”. Esta frase explosiva fue lanzada por Marta Aravena, una mujer chilena de 50 años , ama de casa y madre de cinco hijos, que esta semana decidió dar su testimonio de vida a La Tercera de Chile en el marco de la discusión del proyecto para despenalizar el aborto en tres causales en ese país.
A pesar a los abusos a los que fue expuesta desde pequeña, se definió como creyente y agradecida a su madre por haber decidido tenerla. Según contó Marta, su madre sufría constantes violaciones de parte de su padrastro cuando tenía tan solo 11 años.
Fue así que en primera instancia nació el hermano mayor de Marta. El padrastro de su madre, autor de la violación, fue detenido y encarcelado.
Esto generó una inesperada reacción de quien sería abuela de Marta, que echó a su madre de la casa por entender que por culpa de ella su pareja quedó tras las rejas.
En esos días un hombre encontró a la madre de Marta en una plaza. Al poco tiempo aquel supuesto salvador se convertiría en un nuevo agresor de su madre cuando tenía 13 años, y producto de una nueva violación fue que nació Marta.
En cuanto a su madre, Marta señaló: “Me enseñó que la vida era algo sagrado, que no estaba en nosotros determinar”. Tanto Marta como su madre se oponen actualmente a la despenalización del aborto.
“Mi mamá, a pesar de no tener los medios, de no tener una red de apoyo, ni ayuda sicológica, siempre optó por la vida y pudo criarnos a mí y a mi hermano (…). Dentro de lo niña que era y de su ignorancia, fue capaz de criar a sus hijos, y hoy somos una familia que nos amamos mucho”, sostuvo Marta.
“Yo creo que todas las cosas tienen un propósito y nadie más que Dios tiene el poder de dar o quitar la vida”, culminó.
El debate avanza
Fue en marzo de este año 2016 cuando el ambiente político en Chile se vio sacudido ante la aprobación en la Cámara de Diputados del proyecto de ley para despenalizar el aborto en tres causales, por el que dejaría de ser delito en caso de inviabilidad del feto, riesgo para la madre y violación.
El proyecto, impulsado por el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, pasó al Senado, que se apresta a tratar el tema próximamente en el plenario.
Mientras tanto, el tema está siendo analizado en la Comisión de Salud de la cámara alta donde desfilan ginecólogos, además de especialistas en neonatología y bioética.
Según varios analistas, se prevé que el debate en el Senado sea más estrecho que en Diputados habida cuenta de que son varios los senadores, principalmente de uno de los principales partidos políticos, la Democracia Cristiana, los que han expresado reparos con respecto a las tres causales.
En cuanto a las causales, la más cuestionada es precisamente la de aborto por violación.
La derecha política de Chile la rechazará en bloque al igual que dos senadores independientes, por lo que se estima que en este caso el debate sea más arduo aún.
De no prosperar el proyecto en el Senado, una alternativa sería el establecimiento de una “Comisión Mixta” integrada tanto por senadores como por diputados.
Mientras tanto, la oposición mantiene otra carta bajo la manga y que tiene que ver con recurrir al Tribunal Constitucional para confirmar si el proyecto es coherente con la Constitución.
Hasta ahora Chile, junto a Nicaragua y El Salvador, es uno de los tres únicos pases de América Latina que prohíbe de forma total el aborto.
Esperanza y ayuda
En los últimos días fue propuesta por el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) a las Conferencias Episcopales de América Latina una iniciativa denominada Proyecto Esperanza “que pretende salir al encuentro de este drama humano”, expresa la Comisión Pontificia para América Latina.
A través de este proyecto se pretende ofrecer “a las mujeres que han abortado o a quienes han estado involucrados directamente en un aborto y han sufrido sus secuelas espirituales y morales, un camino de acompañamiento y atención”.
Quienes se encarguen de este proceso serán personas preparadas humana y profesionalmente “con una actitud de acogida, comprensión y confiabilidad”.
Se trata de una idea que nació también en Chile en el año 1999, inspirada en el Proyecto Raquel iniciado en los Estados Unidos.
En cuanto a las etapas de este ya gran proyecto, se destacan la educación sobre las secuelas post-aborto; enseñar a determinar cuáles son los conectores personales del aborto; liberar el dolor emocional y la rabia reprimida; restaurar las relaciones rotas consigo mismo, con los demás y con Dios; establecer una relación con el niño abortado y aprender herramientas de autoayuda.
De esta manera, la intención de la Celam con el impulso de este ministerio es comenzar un “proceso de sanación” en las personas que tengan que experimentar este drama y sus consecuencias.