Un video viral sobre mujeres al borde de un ataque de nerviosNo se por donde empezar. Es muy, pero que muy difícil (como hombre) ofrecer una opinión formada, reflexiva sobre el tema. Empezaré por el vídeo en sí, sin más… ¡Magnífico! ¡Espectacular! ¡Maravilloso!…Me parece llamativo, interpelador, gracioso, ingenioso y directo a su potencial consumidor. Los publicistas han dado en el blanco. ¡Tocado y hundido! Me quedo sin calificativos…
Vayamos al fondo del tema y de la historia: el estrés en las mujeres de mediana edad. El famoso tema de la mujer como heroína, como la que tiene que ser perfecta, la que no puede fallar en nada está muy logrado. Tiene toda la razón… creo que todas las mujeres se sentirán identificadas con lo que allí se expone.
La sociedad propone un modelo inalcanzable. Ser madre perfecta, trabajadora incansable, bellezón a los 40, comprensiva y tolerante. Propone a la mujer lo que tiene y no tiene que hacer… tiene que casarse, tiene que conciliar la vida laboral y familiar, tiene que tener un cuerpo 10. El vídeo es un buen alegato a gritar: “Soy mujer y dejádme ser como me dé la gana”, pero también es cierto que al final, las más exigentes, las más perfeccionistas, las que miran más con lupa las acciones de otra mujer son las propias mujeres. Viene bien denunciar esta propia “tortura”, mostrar la realidad que sufren muchas mujeres, e intentar bajar esos niveles de estrés con humor…
Si me permiten un pequeño comentario crítico con el vídeo, yo sólo hecho en falta algún que otro hombre en ese restaurante. Es un restaurante con 15.000 mujeres y no hay un sólo hombre. Quizá podrían darse cuenta de que alguien debería invitarnos. Yo iría con mucho gusto. No voy a enarbolar la tontería de la paridad y decir que aparezcan otros 15.000 hombres, pero algún que otro comensal, digo yo, que podría aparecer.
Hoy en día también somos muchos los que podríamos pedir: “Llevo a mi hija a la guardería y llego corriendo a la reunión… al ajillo”; “Le doy el biberón mientras hago una videoconferencia… con verduras” ó un “La pasta se está haciendo mientras yo escribo sobre el vídeo de pavofrío… salteado”.
Incluso voy mas allá, podríamos pedir platos de hombre. “Intento ser comprensivo, pero no llego a entender lo que os ocurre…al pil pil”, o “Me es imposible trabajar, ser buen padre, esposo y sacar tiempo para quedar con amigos de vez en cuando… a la parrilla”. Quizá los publicistas piensen que los hombres de mediana edad no comemos pavo, o lo que es peor, constatan lo que es una realidad: que nunca hablaremos con nuestros amigos de estas cosas.
Dejemos a un lado el maniqueísmo hombre y mujer y centrémonos en lo importante. El estrés se está convirtiendo en el centro de nuestros males. Nos obligamos a ser perfectos (hombres y mujeres) y no llegamos, no llegamos, no llegamos… Ser padres, madres ejemplares; trabajadores excelentes; grandes deportistas y personas sociables con miles de amigos… No. A veces no se puede llegar a todo. También los hombres estamos estresados, también esta sociedad nos propone modelos inalcanzables.
Queridos publicistas, en el próximo spot dejadme un hueco en el restaurante. Yo también estoy estresado. Se que lo mío (como buen hombre) es más simple y me quedaría en una esquinita y sin molestar… Lo único que haría es junto a las 15.000 mujeres del restaurante pedir un plato muy especial: “No seais tan exigentes, nunca os llegaremos a la suela de los zapatos… a la reducción del vinagre de módena y con una loncha de pavofrío…”