1700 kilómetros a pie hasta llegar a San Pedro…“De delincuente a peregrina, de un mundo cerrado detrás de las rejas a la perspectiva ilimitada de un camino físico interior capaz de convertir”, esta es la historia de Deborah, una joven belga que paga una condena en su país y que ella misma contó al Papa este miércoles 18 de mayo durante la audiencia general en la plaza de San Pedro, informó L’Osservatore Romano.
El Pontífice ha recordado a San Juan Pablo II en su cumpleaños (18.05.1920), quien “nos ayuda a ser caminantes resucitados”. Peregrinos, no errantes, porque se sabe donde ir, y este es el paso que también ha traído Deborah.
Según el diario del Vaticano, la especial peregrina llegó hasta Roma después de recorrer 1700 kilómetros a pie desde Bélgica. De esta manera, está cumpliendo la pena que adeuda a la sociedad y encontrar su camino para reintegrarse de nuevo a ella.
Ese itinerario esperanzador que la llevó hoy hasta Plaza San Pedro y al encuentro con el papa Francisco. La mujer fue acompañada por Stéphanie Nosek (al lado izquierdo de la foto de portada), con la supervisión de un juez.
“El método está inspirado en el concepto cristiano, basado en la tradición medieval, de hacer vivir al detenido un proceso de conversión a través de la peregrinación a Santiago de Compostela o Roma. Pero también es una forma muy moderna de la misericordia”, así explicó al diario vaticano, la iniciativa la asociación responsable, llamada Oikoten.
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La asociación belga desde 1982 implementa este programa de re-educación especial en el que participan alrededor de quince reclusos jóvenes cada año.
“Es un verdadero desafío para probar algo al mundo y a sí mismos, es una oportunidad para reflexionar sobre el pasado y sentar las bases para el futuro”, escribe L’Osservatore Romano en su edición de hoy.
El proyecto Oikoten ha inspirado otros en Europa, especialmente en España. Así, grupos de reclusos, funcionarios, capellanes y voluntarios de diversas cárceles españolas en pasado también han emprendido el Camino de Santiago.
Oitoken ofrece esta posibilidad a jóvenes reclusos en Bélgica que viajan hasta España para hacer el peregrinaje.
La actividad forma parte de algunos programas penitenciarios españoles; conocidos en especial el proyecto de las cárceles de Nanclares de Oca, de la de jóvenes de la Trinidad de Barcelona y de la de Albacete.
Estos proyectos de peregrinaje no redimen de penas, pero ofrecen esta posibilidad a jóvenes reclusos para encontrar una vía alternativa y espiritual a su rencuentro con la sociedad y con Dios.