No es una obra maestra de la comedia, pero es divertidaCasi 70.000 civiles británicos murieron durante la II Guerra Mundial. El fin de la contienda, cuando la anunció Winston Churchill un 8 de mayo de 1945, debió de suponer un verdadero chute de alegría y entusiasmo. Aún no se habían destapado los horrores del nazismo con los judíos y pocos, desde el salón de su casa, podían sospechar que ya nos habíamos despeñado hacia otro tipo de guerra, la Guerra Fría. Pero mientras duraba el entusiasmo aquello debió de ser un verdadero festín urbano de magnitudes verdaderamente delirantes.
Este es el escenario escogido por la directora Julian Jarrold, una cineasta de singular trayectoria profesional entre el cine y la televisión pero con pocos títulos verdaderamente destacables. Noche real, nos cuenta los avatares de la futura reina del Reino Unido, Isabel II y la futura condesa de Snowdon, Margarita. Tanto una como otra son jóvenes ansiosas por descubrir mundo atrapadas en los altos y lujosos muros del palacio de Buckingham.
Pero esa noche, tal vez porque su padre andaba muy preocupado por un discurso que tenía que ofrecer por radio pese a su tartamudez (El discurso del Rey), Jorge VI permite que sus hijas salgan esa noche por el centro de Londres. Eso sí, hay dos reglas. Deberán volver antes de la una de la madrugada y durante todo momento serán acompañadas por dos voluntariosos militares.
Pasados cinco minutos, el desmadre se apoderado de Noche real. La escolta se ha dejado embelesar por bellas señoritas, e Isabel y Margarita andan cada una en una punta de la ciudad distinta. Semejante punto de partida podría haber dado para una comedia realmente desternillante y no se crean, hay apuntes. De hecho, si Noche real pertenece a algún género ese es la comedia.
Y también hay que admitirlo, pese a su previsible guion y su abundante acumulación de tópicos la película de Jarrold es realmente divertida. De hecho, es tan simpática la cinta que casi sabe mal meterse con ella. Es más, por poco que uno bucee en Internet solo encontrara críticas positivas por más que todas admitan, en mayor o menor medida, que no estamos ante ninguna obra maestra.
A Noche real le habría venido muy bien el nervio de Billy Wilder, el ingenio de Blake Edwards o los diálogos de Woody Allen aunque claro así no sería la misma película. El film dirigido por Jarrold es, se supone, una historia de liberación y de fugaz independencia de una mujer que va a pasar el resto de su vida esclava del protocolo real. Un fugaz destello de vitalidad y emoción, supuestamente real, que hará de ella una mujer nueva.
Pero como decía, “se supone”. En realidad Noche real es una película simpática pero sin grandes discursos en su metraje más allá de dos o tres ideas bastante sencillitas que a buen seguro no le complicarán la existencia a nadie. Por lo demás, una hora y media ligera e intrascendente que pese a sus defectos se deja disfrutar como algo similar a una comedia de ribetes clásicos o algo parecido. Lo que no es poco tal y como está el género.