Una polémica norma criticada por poco consenso y debate público Desde el pasado sábado está en vigor en Bolivia la Ley de Identidad de Género, que permitirá el reconocimiento del nombre, sexo e imagen de las personas transexuales y transgénero mayores de 18 años.
La ley fue promulgada por el presidente en ejercicio, Álvaro García Linera, quién pidió al colectivo LGBT luchar por el reconocimiento de sus derechos, informó La Razón de Bolivia.
“Esto es democracia, por eso hoy me siento contento por poder firmar esta Ley que, por primera vez el Estado, garantiza su reconocimiento social como personas con derechos, independientemente de su orientación sexual”, dijo García Linera.
Con esta nueva normativa, las personas que asumen una transexualidad o transgénero podrán cambiar de nombre y ser reconocidos con el sexo de su opción y la imagen que elijan.
Los datos deberán ser adecuados en el Servicio de Registro Cívico, en un trámite que durará hasta 15 días, prosigue La Razón.
Según esta normativa, se permite “la reversión de la elección por una sola vez”.
“No van a desaparecer si les damos la espalda y los discriminamos. Lo que ha pasado ahora es que este colectivo se ha visibilizado y ha reclamado su parte (…). Hoy el colectivo transexual y transgénero está enriqueciendo la democracia del Estado de Bolivia”, afirmó García Linera.
El propio García Linera, que estaba ejerciendo la presidencia porque Evo Morales se encontraba en Cuba, se encargó de hacer referencia -para enmarcar y seguir justificando la nueva disposición- al encuentro que tuvo el papa Francisco con un transexual español en enero de 2015 en el Vaticano, visita confirmada por algunos medios, aunque no por la sala de prensa del Vatcano.
Preocupación y rechazo
El viernes, la Iglesia católica manifestó “su preocupación y rechazo al Proyecto de ley de Identidad de Género”, por considerar que “no mereció el suficiente debate público, el consenso necesario y la divulgación” y que corresponde a toda norma que afecta al conjunto de los bolivianos.
“Afecta a la dignidad del ser humano y al valor de las mujeres y los varones y pone en tela de juicio un principio profundamente arraigado del sistema de derechos humanos”.
Pero, por otro lado, la Iglesia también reafirmó el rechazo a la violencia y a la discriminación por conflictos de identidad sexual.
Además, insistió en la necesidad de regular de forma legal el derecho a la objeción de conciencia del personal de salud y oficiales de registro civil, para evitar violaciones a sus propios derechos.
En diciembre de 2015, cuando se anunció el proyecto, la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) ya había expresado que la ley “contraviene los principios de la ética y de la moral evangélica”.
“Dicha ley se inspira en la ideología de género que, impulsada por un lobby internacional, pretende subvertir uno de los fundamentos de nuestra convivencia humana, negando la verdad básica y fundamental de lo masculino y femenino”, indicó la CEB.
La CEB expresó también en aquella oportunidad el “respeto y solidaridad con las personas y familias que sufren ante los conflictos de identidad sexual de alguno de sus miembros”.
Los obispos manifestaron que la Iglesia católica, “lejos de condenar” a estas personas, “les acompaña con su enseñanza, consejo y oración, pero no puede dejar de manifestar la verdad del Evangelio ante las falsas soluciones que se proponen”.
En tanto, la Iglesia evangélica, a través de su pastor Sergio Gutiérrez, pidió dirimir el asunto en un referéndum nacional, ante la promulgación de la ley.
