En la Mezquita Central de Madrid denuncian juntas una “crisis de solidaridad” La Mezquita de Madrid acogió un acto interreligioso por la acogida y la paz en el que estaban presentes representantes de distintas creencias: católicos, musulmanes, budistas, evangélicos, judíos, Iglesia siria-ortodoxa, Iglesia de la Comunidad Metropolitana y Hare Krishna, entre otros.
Con este acto, celebrado el día 3 de junio, se quiso poner de manifiesto la importancia de la hospitalidad, la solidaridad y el diálogo en Europa.
Fue una manera de promover el encuentro y observar cuáles son los males que amenazan la convivencia y la cohesión.
Fueron muchísimas las declaraciones en las que se hizo una descripción del problema de los refugiados y de la islamofobia que algunos movimientos están haciendo crecer en Europa.
De igual manera se condenaron las barbaridades que en nombre de la religión se han cometido a lo largo de la historia y se entonó el mea culpa de lo que sucede cuando se ve en el otro un enemigo, en vez de un hermano.
El anfitrión e Imán de la Mezquita de Madrid, Riay Tatary mostró que en el islam siempre se apela a la clemencia y la misericordia y el vicario de Pastoral Social de la archidiócesis de Madrid José Luis Segovia pidió a Dios la paz y que “nos ayude a ser justos y misericordiosos”.
Los presentes hicieron púbico un manifiesto de las religiones en el que abogan por luchar por la acogida y la paz: “Nos pronunciamos a favor de una acogida digna de las personas solicitantes de asilo que huyen de la persecución religiosa, el hambre y la guerra”.
En su mensaje rechazan hablar de una crisis de refugiados y más bien destacan que estamos ante “una crisis de solidaridad”.
“Numerosos municipios, personas individuales y comunidades de fe han puesto a disposición sus hogares y plazas de acogida, que se encuentran vacías mientras el Estado sigue sin gestionar la llegada a nuestro país de las personas que necesitan protección y refugio”, destacan.
“Como comunidades de fe y convicciones religiosas, consideramos que esta crisis de solidaridad constituye un gravísimo atentado contra los derechos humanos y es contraria a las enseñanzas que profesamos en favor de una humanidad comprometida con los necesitados, responsable de la justicia y de la paz, y favorecedora de la cultura de la hospitalidad”, continúa el comunicado.
También piden al Estado español que promueva “corredores humanitarios, evitando las mafias que trafican con la vida humana”.
Con este acto y con este manifiesto, las religiones quieren ser instrumentos de reconciliación y de paz.
No siempre ha sido así y lo reconocen en el mensaje: “en numerosas ocasiones, algunos miembros de las distintas religiones no hemos sabido resolver o evitar los conflictos bélicos”.
Pero esta vez quieren dar un paso adelante: “Unidos, hombres y mujeres de todos los credos religiosos, experimentamos que nuestra fe es un motor imparable para superar los prejuicios y convivir pacíficamente”.