Los repetidos casos de grooming son motivo de alarma entre los padres Un reciente caso de una joven asesinada por un hombre que la conoció y engañó por Facebook en la Argentina llama la atención de los padres:¿Cuál es el límite que deben poner a las redes sociales? Acompañar a nuestros hijos en sus logros “virtuales” puede ser una buena estrategia.
A continuación la opinión del especialista Francisco Albarello*:
Los repetidos casos de grooming, (cuando un adulto se acerca a un menor con intenciones sospechosas) que ocupan la agenda mediática semana tras semana no dejan de preocuparnos e instalan la alarma. A esto nos tienen acostumbrados las noticias que, siguiendo una tendencia creciente a la espectacularización, muchas veces se dedican más a divulgar detalles escabrosos -incluso vulnerando los derechos de las mismas víctimas- que en atacar el problema de fondo. La pregunta que nos debemos hacer es si estamos dejando solos o no a los niños y jóvenes en las redes sociales.
La cultura digital nos presenta nuevas formas de socialización, una suerte de extensión de la vida social física en el entorno virtual. Necesitamos ver a estos dos ámbitos –el físico y el virtual- como complementarios y no como opuestos.
En las evaluaciones rápidas que hacemos al respecto cuando consumimos noticias como estas, perdemos de vista que el mundo virtual tiene sus reglas, y que muchas de ellas no son tan diferentes de las que rigen el mundo físico. Si hay un consenso generalizado en que a los chicos no los dejaríamos solos en una plaza, hablar con un extraño en la vía pública o cruzar la calle sin compañía, ¿por qué los dejamos solos en una red social?
Tal vez nos otorga cierta tranquilidad el verlos en su habitación, sentados frente a una computadora o manipulando silenciosamente su tablet o smartphone en la mesa del living o la cocina, y con eso nos basta para sentirnos progenitores responsables. Pero, ¿sabemos qué redes sociales utilizan, qué videos ven en Youtube, conocemos cuáles con sus intereses, qué contenidos miran y comentan?
Uno de los referentes máximos de la cultura participativa, Henry Jenkins, decía en una entrevista que así como felicitamos a nuestros hijos por sus logros deportivos, deberíamos hacer lo mismo por sus hazañas en los videojuegos, o sus creaciones en los mundos virtuales. Esto implica involucrarnos, hablar de lo que hacen en Internet, preguntarle sobre sus gustos y sus preferencias.
Si habilitamos el diálogo en torno a su relación con el mundo virtual, que es parte fundamental de su vida, podremos establecer canales para advertir, señalar y prevenir posibles riesgos. La censura y la prohibición está claro que no funcionan; entonces debemos asumir una posición de acompañamiento, una cierta vigilancia cautelosa, sin intervenciones que sean experimentadas como intromisiones o invasiones a su privacidad.
Tal vez nos resulte más cómodo refugiarnos en el difundido estereotipo de los migrantes digitales que se sienten ajenos a este mundo virtual que nos inquieta y desafía. Es un modo elegante de no asumir nuestras responsabilidades como adultos.
Lejos de lo que creemos, tenemos mucho para aportar: no es necesario dominar completamente las herramientas digitales. Para comenzar, basta con preguntar, escuchar y estar abiertos a acompañar en esta aventura de la vida, que hoy se juega y cada vez más en las redes.
*Francisco Albarello. Profesor investigador de la Universidad Austral y la Universidad Nacional de San Martín. Autor de “Personalizar el vínculo con la tecnología. Hacia un discernimiento de la cultura digital” (Editorial de la Palabra de Dios).