El viaje de Irán a Austria le cambió la vida. Pero ¿todas las conversiones que se están produciendo son sinceras?Un creciente número de refugiados musulmanes en Europa se está convirtiendo al cristianismo, escribía recientemente el diario inglés Guardian (6 junio) en una investigación que supera los confines de la isla británica.
Los números son elocuentes, “según lo que refieren las iglesias”, subrayan. La iglesia católica austriaca ha registrado trescientas peticiones de bautismo de adultos en los primeros tres meses de 2016, y el Instituto para la pastoral del país estima que el 70% de estas peticiones fue realizada por refugiados dispuestos a convertirse.
La congregación de la iglesia de la Trinidad en el suburbio de Steglitz, en Berlín, ha pasado de 150 miembros a los 700 de hoy, y el aumento se debe a los musulmanes convertidos, dice el pastor Gottfried Martens.
Uno de cada cuatro
En Liverpool, entre 100 y 140 personas participan en la misa semanal en lengua farsi, y la mayor parte de ellas son inmigrantes de Irán y Afganistán. Una de cada cuatro, según la investigación realizada por el obispo de Bradford, Toby Howarth, es un converso del islam. La mayor parte de las veces se trata de peticionarios de asilo.
Como atestigua un reciente dossier realizado por la Caritas libanesa, la avanzada del ISIS desencadena la fuga no solo de cristianos sino también de muchos musulmanes que se ponen a salvo de la furia violenta de los fanáticos combatientes del Estado Islámico.
La “estrategia del terror” llevada a cabo por el Califato, provoca tanto miedo a sus víctimas que escapan antes de que lleguen, pero también desencadena un sentido de desprecio hacia estos extremistas que pretenden representar la quintaesencia del Islam. Esa es la razón del alejamiento, una vez a salvo, de la religión que se profesaba.
Derecho a recibir el Evangelio
Cifras oficiales no existen, no hay disponibles estimaciones ni estadísticas, pero no hay duda – y lo constatan las prudentes palabras del Papa Francisco – que muchos de cuantos no conocen a Jesús o lo han rechazado “buscan a Dios secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro, también en países de antigua tradición cristiana”. Y “todos tienen el derecho a recibir el Evangelio”. No se trata de imponer “una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bonito, ofrece un banquete deseable” (Il Foglio, 14 junio).
La atracción de que hablaba el Papa es clara en el testimonio de Johannes, un iraní que, también al Guardian, explicó cómo nació (y por qué) su conversión. Nacido en una familia musulmana, se llamaba Sadegh. En la universidad comenzó a hacerse preguntas sobre las raíces del islam y “descubrí que la historia del islam era completamente diversa de cómo la habían aprendido en la escuela. Quizás, pensé, era una religión que se había afirmado con la violencia”.
Pero – son siempre las palabras de Johannes, que ahora vive en Viena – “una religión que mueve los primeros pasos con la violencia no puede llevar a las personas a la libertad y al amor. Jesucristo dijo que quien a espada mata, a espada muere. Esto ha cambiado de verdad mi manera de pensar”. Johannes comenzó su itinerario de conversión en Irán, pero bien pronto se vio obligado a dejar el país.
Conversión bajo “control”
Su “segunda vida” está en Austria, donde obtiene el bautismo y el asilo político. Una conversión auténtica, la de Johannes, que a menudo no se produce en otros refugiados, que utilizan el expediente de la conversión para obtener el asilo.
Precisamente por esto, el año pasado la Conferencia Episcopal austriaca publicó nuevas directrices para los sacerdotes, advirtiendo que muchos refugiados habrían podido intentar entrar en el país a través de la conversión.
“Admitir al bautismo a personas que durante los procedimientos han sido clasificadas cono ‘no creíbles’ comporta una pérdida de credibilidad de la propia iglesia”. Por eso, desde el año 2014 está previsto un periodo de preparación en el que se verifica la voluntad de realizar este paso.
“No estamos interesados en tener cristianos pro forma”, explica Friederike Dostal, que coordina los cursos ad hoc de la archidiócesis de Viena. Por su parte, el pastor protestante Martens, para alejar las dudas sobre se congregación, que bautiza a los musulmanes sólo después de tres meses de catequesis, afirma: “Muchos son atraídos por el mensaje cristiano, que cambia sus vidas”. Añade que de los convertidos, sólo el 10% deja de acudir después a su iglesia.