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Cuando Pikachu es más atractivo que el Partenón

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Daniel Esparza - publicado el 15/07/16
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Los usuarios de PokémonGo entran a los museos, pero no precisamente a ver las obras

Si ha estado usted de visita en un museo recientemente, probablemente se haya dado cuenta de que el número de visitantes es mayor que de costumbre. Y, quizá, también se haya fijado en que estos visitantes no están precisamente atendiendo a las exposiciones, sino que más bien deambulan por los pasillos del edificio, con los ojos pegados a sus teléfonos móviles. Ha sido usted testigo del fenómeno del PokémonGo.

En la sala de los Elgin Marbles, los mármoles de los frisos del Partenón, en el Museo Británico, se consiguen Pokemones.

En la sala de los Elgin Marbles, los mármoles de los frisos del Partenón, en el Museo Británico, se consiguen Pokemones.

Desde que el juego fue lanzado al público la semana pasada, no son pocos los museos que han visto que los números de visitantes que ingresan al museo han subido significativamente, pero no se trata precisamente de amantes del arte o de la historia: son jugadores con esperanzas de cazar algún Pokémon en las galerías.

Para aquellos que aún no están familiarizados con Pokémon Go, permítannos una brevísima introducción: la que ahora es la aplicación para smartphones más descargada en Estados Unidos (de hecho, se espera que en breve supere a Twitter) hace que sus usuarios se desplacen por el mundo real (incluidos museos, parques, restaurantes), para descubrir y atrapar “Pokemones”.

Se trata de un juego  de realidad aumentada (es decir, que suma elementos a la realidad dada) basado en un sistema de GPS. Guste o no, el tablero de juego pasa ahora por sus centros culturales favoritos.

Por si fuese poco, muchos de estos lugares están marcados como “gimnasios” (lugares a los que se lleva a entrenar a los Pokemones) o como “Pokéstops” (zonas en el mapa virtual donde se puede encontrar materiales adicionales para el juego).

Un buen número de estas “Pokéstops”, como se describe en el lanzamiento del juego, son museos, edificios históricos e incluso obras de arte públicas. En el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York por ejemplo, como reseña Hyperallergic, el “Ugolino y sus hijos” de Jean-Baptiste Carpeaux es una Pokéstop.

Charmander (otro Pokémon) se consigue cerca de los famosos “Elgin Marbles”, los frisos de mármol del Partenón del Museo británico. El Instituto de Arte de Chicago está minado con 14 “Pokéstops”.

Estas coincidencias ocurren porque todos estos museos y espacios son de libre acceso, pero también porque el juego extrae su data geográfica del “Historical MarkerDatabase”, un catálogo de lugares de interés.

Sin embargo, como cualquier aplicación, PokémonGo tiene errores importantes en cuanto a su integración con el mundo real. Por ejemplo, el juego está enviando gente a cazar Pokemones en el monumento memorial del 11 de Septiembre en New York, en el museo del Holocausto en Washington DC e incluso en Auschwitz, lo que ha motivado quejas y solicitudes de los directores de los museos y sitios de interés histórico para que Niantic, la compañía desarrolladora del juego, retire estos lugares de su listado de “Pokéstops”.

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