Videomensaje del Pontífice dirigido a los participantes del evento juvenil “Todo va a estar marcado por el signo de la misericordia”, dijo el papa Francisco al calentar los ánimos de los jóvenes que le esperan en Cracovia, la tierra de san Juan Pablo II, artífice de las Jornadas Mundiales de la Juventud, cuya próxima edición se celebrará en Polonia del 27 al 31 de julio de 2016.
“Está ya cercana la trigésimo primera Jornada Mundial de la Juventud, que me lleva a encontrar a los jóvenes del mundo, convocados en Cracovia, y que me ofrece también la feliz oportunidad de encontrarme con la querida nación polaca. Todo va a estar marcado por el signo de la misericordia, en este Año jubilar, y por la memoria agradecida y devota de san Juan Pablo II”, dijo.
El papa latinoamericano recordó la memoria de su predecesor polaco, que fue quien inició las JMJ y lo mencionó como “guía del pueblo polaco en su reciente camino histórico hacia libertad”. Asimismo, saludo cálidamente a los jóvenes polacos anfitriones del evento.
Sucesivamente, el Obispo de Roma bendijo a los jóvenes de toda “Europa, África, América, Asia y Oceanía” que dan sus pasos hacia Cracovia. Les instó a que este acontecimiento “sea una peregrinación de fe y de fraternidad” bajo el signo de la misericordia. (Mt 5,7).
“Deseo mucho encontrarme con vosotros, para ofrecer al mundo un nuevo signo de armonía, un mosaico de rostros diferentes, de tantas razas, lenguas, pueblos y culturas, pero todos unidos en el nombre de Jesús, que es el Rostro de la Misericordia”.
El Obispo de Roma se dirigió al pueblo polaco para desearle que salga adelante tras diversas pruebas con la fuerza de la fe, “sostenido por la mano materna de la Virgen María”.
Con una especial devoción a la Virgen, el Pontífice manifestó que será para él una “inmersión en esta fe probada” su peregrinación al Santuario de Częstochowa, “que me hará mucho bien”.
“Les agradezco las oraciones con las que están preparando mi visita. Doy las gracias a los obispos y sacerdotes, a los religiosos y religiosas, a los fieles laicos, especialmente a las familias, a las que llevo en espíritu la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia”.
Entretanto, recordó a las familias: “la “salud” moral y espiritual de una nación se ve por sus familias, dijo; por eso, san Juan Pablo II se interesaba especialmente por los novios, los jóvenes esposos y por las familias. Continuad por este camino”.
Por último, dijo enviar su mensaje con afecto para que “permanezcamos unidos en la oración. ¡Y nos vemos en Polonia!”.