Se trata de un fragmento del Evangelio de Marcos, datado entre los años 80 y 90, pero aún hay trabajo por hacer
No todas las máscaras funerarias del antiguo Egipto eran hechas de materiales nobles, o de metales preciosos. Si bien los faraones y altos funcionarios podían costear máscaras funerarias de oro, o de maderas finas, la mayoría tenía que conformarse con máscaras de lino o de hojas de papiro pegadas entre sí, digamos a modo de papier maché. Pero, considerando que el papiro no era tampoco en exceso accesible, muchas veces se utilizaban hojas de papiro sobre las que ya se había escrito. Así llegó esta copia del evangelio de Marcos a una máscara funeraria egipcia.
El profesor Craig Evans, de la Universidad Evangelista de Acadia, en Canadá, explica que, en los últimos años, se han desarrollado una serie de técnicas que permiten eliminar el pegamento con el que se han unido estas capas de papiro sin dañar la tinta. Así, han logrado recuperar no sólo documentos bíblicos –como en el caso de esta copia del Evangelio de Marcos- sino también copias de textos griegos clásicos, lo mismo que documentos personales, como cartas.
El descubrimiento es particularmente importante dado que, hasta ahora, las copias más antiguas de textos neotestamentarios de los que se disponía datan del siglo II (del año 101 al 200). Esta copia del Evangelio de Marcos pasa a ser ahora el documento bíblico del Nuevo Testamento más antiguo del que se tenga conocimiento, al estar datado a finales del siglo I, aproximadamente entre los años 80 y 90.
Es sabido que Marcos escribió su Evangelio en Roma, mientras acompañaba a Pedro. Sin embargo, que el Evangelio haya viajado de Roma a Egipto es perfectamente comprensible, y más que viable, señala Evans, según declaraciones recogidas por el Blog Estado De Israel: “En el Imperio Romano el correo se movía casi a la misma velocidad con la que lo hace ahora. Una carta escrita en Roma podía ser leída en Egipto en unas semanas. Marcos escribió su evangelio al final de la década de los 60 después de Cristo, así que era posible encontrar una copia en Egipto en la década de los 80”.
Sin embargo, aún hay detalles por confirmar. En principio, se supone que se trata de un fragmento del Evangelio según San Marcos, nadie sabe de qué texto se trata en específico. Por otra parte, fechar un texto a partir de técnicas paleográficas es inexacto, precisamente porque la paleografía (esto es, la lectura de textos antiguos) no es una ciencia exacta en sí misma, como explica el papirologista Brice Jones a CNN. El mismo especialista, además, ha recordado que también las técnicas del Carbono14 tienen un margen de error de aproximadamente un siglo. Además, el profesor Evans no es arqueólogo, ni papirólogo, ni paleógrafo, sino un especialista en literatura neotestamentaria, por lo que carecería, según Jones, de la autoridad suficiente para anunciar que realmente es esta la copia más antigua de los Evangelios hallada hasta la fecha.