Cuando el sueño nos evade, la música podría ser nuestra mejor aliada
Independientemente de la edad que se tenga, necesitamos dormir. Es harto sabido, además, que en la medida en la que nos hacemos mayores, conciliar el sueño se va haciendo tanto más difícil, por distintos factores. Las causas que hacen que cerrar los ojos a veces nos cueste pueden ser tanto fisiológicas (desde dolores corporales hasta problemas endocrinos) como psicológicas (ansiedades, preocupaciones y demás males propios de nuestra estresada contemporaneidad), llevándonos, en casos extremos, a una inversión de nuestros ciclos normales de sueño: dormimos de día, agotados por una noche en vela, y al llegar la noche aún tenemos energía.
Uno de nuestros mejores aliados en estos casos, aunque parezca difícil de creer, es la música. Generalmente, la música nos despierta, nos aviva, nos alegra, pero también puede servir para relajarnos y disponernos a pasar una noche de descanso. En un artículo publicado en Nuverz, Rachelle Norman ofrece una serie de sencillos pasos para ayudarnos a hacer de la música nuestra aliada para conciliar el sueño.
1.- Bloquear el sonido exterior.
Especialmente para quienes vivimos en ciudades, el ruido de la calle puede colarse fácilmente durante la noche en nuestras habitaciones: sirenas, autos, conversaciones en la calle, aviones sobrevolando el cielo de la ciudad; todas ellas contribuyen a sobresaltarnos. La música puede funcionar como una cortina: así como estas últimas cubren la luz del exterior, la primera puede funcionar para cubrir, a un volumen adecuado, los ruidos que proceden de fuera.
2.- Selecciona música que relaje tu cuerpo y mente.
El ritmo de un corazón relajado es de aproximadamente sesenta latidos por minuto. Esto es, prácticamente un latido por segundo, con algunas variaciones. Una música que se adecúe a ese ritmo es ideal, pues el cuerpo y la mente terminarán también adaptándose. Lo ideal es programar (en cualquier artefacto digital que utilicemos para escuchar música, bien sea un teléfono o un iPod) una hora de música (o treinta minutos, dependiendo de lo que creamos que podamos necesitar) y que luego el aparato se apague (hay funciones que permiten hacer eso de una forma muy sencilla, como la función “sleep” de los televisores), para evitar que la propia música nos despierte luego.
3.- Respirar y escuchar.
A veces, lo que nos mantiene despiertos es la mente dando vueltas. La música se nos ofrece como una especie de “objeto exterior” en el cual fijar nuestra atención, distrayendo así nuestros pensamientos. Simplemente, se trata de escuchar y respirar. En esto, no tenemos un papel activo (como en la reflexión, por ejemplo). Así, nuestra mente tiene una oportunidad de descansar.
Para leer el artículo completo (en inglés) puede hacer clic aquí.