País de dictaduras familiares, Nicaragua sigue siendo pobreLa dinastía Somoza, contra la que habría peleado Daniel Ortega en Nicaragua, se ve ahora pálida y desencajada ante la nueva dinastía que se ha hecho del poder en el país centroamericano: la dinastía Ortega.
En efecto, ayer martes y con la imposición de su esposa, la primera dama de Nicaragua Rosario Murillo, como compañera de fórmula del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) hacia las elecciones del próximo mes de noviembre, el presidente Daniel Ortega Saavedra se aseguró que el poder político va a quedar en familia.
La Constitución de Nicaragua, hábilmente utilizada por el antiguo guerrillero, pone a la vicepresidencia (que ocupará Rosario Murillo) en la línea de sucesión directa en caso de faltar el Presidente (o de renunciar). Con ello, Ortega garantiza que el poder no se le irá de las manos, Que seguirá gobernando desde su alcoba.
La noticia corrió como reguero de pólvora en Nicaragua tras la inscripción de la fórmula presidencial Ortega-Murillo ante el Consejo Supremo Electoral (CSE). En realidad, es una pieza más de la ópera bufa llevada a cabo por el antiguo comandante del FSLN, puesto que éste será el único partido importante que participará en las elecciones de noviembre.
Ortega controla todo el aparato electoral nicaragüense y ha sacado de la jugada el Partido Liberal Independiente. También controla la Corte Suprema y el Parlamento (despojó a la oposición de sus curules), con lo que no tendrá sombra alguna en la reelección y, después, si se cansa, en la sucesión familiar, con su esposa Murillo. Se trata de un experimento muy cercano al de la revolución cubana con partido único y poder familiar. Allá son los Castro Ruz; acá los Ortega-Murillo.
De hecho, Rosario Murillo, “la compañera Rosario”, ya maneja buena parte del poder Ejecutivo de Nicaragua. Pero, después de noviembre, lo hará constitucionalmente, al ser vicepresidente de ese país. Es la cereza del pastel que ha venido cocinando Ortega Saavedra desde que regresó al poder en 2007 y que ha estado manchado de fraudes electorales y maniobras para eliminar cualquier resquicio de oposición y para perpetuarse
“constitucionalmente” en el poder.
País de dictaduras familiares, Nicaragua sigue siendo pobre, ha aumentado sus gastos militares y enfrenta estos años la construcción de un canal interoceánico –cedido a una empresa china—que a muy pocos ha dejado contentos y a muchos campesinos pobres, al borde del abismo.