No es difícil darnos cuenta de que Wojciech Grzędziński, tomando estas fotografías, puso un trozo de su corazón en ellas.A veces tengo la impresión de que la visita del Papa influyó más en los… periodistas que en los demás peregrinos. En los primeros días pudimos disfrutar de una relativa libertad. Durante la ceremonia de apertura podríamos movernos entre sectores sin restricciones, algunos incluso lograron acercarse al escenario en el parque de Blonie. Uno de los colegas se perdió y por accidente… salió justo delante de la procesión que lleva los símbolos de la JMJ. ¡Ojalá a nosotros nos pasara esto!
Después de que el Papa Francisco aterrizara en suelo polaco, el nivel de rigor de los servicios de seguridad se incrementó drásticamente. El miércoles sobre las 16:00 no pudimos cruzar desde el barrio de Kazimierz al Centro de Prensa cerca de la AGH [Universidad de Ciencia y Tecnología de Cracovia]. La policía cerró casi todas las calles y se mantuvo firme, incluso cuando una madre les pedía permiso para cruzar la calle porque tenia que recoger a su hijo de la guardería.
Sin embargo, los peregrinos tienen la suerte de estar en “otro mundo”. Viviendo con toda su alma la reunión con el Papa Francisco y festejando la alegre celebración de la fe con miles de jóvenes de todo el mundo, ninguna barrera, cinta ni ningún agente de policía, ni funcionario de la polaca BOR [Oficina de Protección del Gobierno] les molestan.