“Cuidado, amor y atención”, las cosas que no le faltan a una beba abandonada durante una misa En la Iglesia de San Alejo, ubicada en la zona de la Bahía de Guayaquil (Ecuador), se estaba llevando a cabo el pasado domingo la celebración eucarística cuando al momento de la comunión algo extraño sucedió.
Una mujer se acercó a una feligresa y le pidió que le tuviera a una bebé que llevaba en brazos. Esta última accedió, pero con el transcurrir de los minutos la supuesta madre nunca regresó.
Se hizo la denuncia ante las autoridades correspondientes e inmediatamente fue trasladada al hospital de niños Roberto Gilbert, donde la niña encontró quien la protegiera.
Esta historia fue publicada por El Universo de Guayaquil, medio que entabló el diálogo con los médicos, quienes aseguraron que la pequeña está recibiendo todos los cuidados necesarios.
“Y se le dio el cariño que debe tener todo recién nacido; ha evolucionado perfectamente bien, ya salió de emergencia y se encuentra actualmente en una sala del hospital”, expresó el director del hospital, el doctor Enrique Valenzuela.
Mientras se aguarda una decisión judicial al respecto de esta beba, el doctor aseguró de forma contundente que “no le faltará cuidado, cariño, amor y atención”.
En ese sentido, indica El Universo, los médicos no dejan de visitarla, darle regalos, comprarle pañales, además de la ayuda recibida por la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Verdaderamente esta pequeña encontró quien la proteja.
Esta beba aún no tiene nombre, o al menos no se lo conoce, y los médicos no se atreven a expresar iniciativa al respecto, pues entienden que es un asunto de los padres y familiares, quienes de momento están desaparecidos y nada se sabe.
Con respecto a esto aparecen varias interrogantes, entre ellas, qué puede llevar a una madre a tomar una decisión de estas características.
Pero el propio párroco de la Iglesia donde sucedió el abandono, César Piechestein, consideró que hay que ser prudentes a la hora de juzgar a la persona que hizo esto con esta pequeña recién nacida. “No sabemos qué la motivó a hacer lo que hizo”, aseguró.
Por lo pronto, la beba está sana y salva. En ello juegan un rol fundamental sus protectores, que no asumieron el caso como una mera rutina de trabajo, sino que se rindieron ante la fragilidad de la pequeña recién nacida y le entregaron lo mejor de sí. Justamente, en estos médicos encontró amor.