A una pieza del fotógrafo Mishka Henner se le aplicaron tasas impositivas al no ser considerada una obra de arte
Una fotografía del artista belga Mishka Henner, destinada a la colección del museo de Le Locle, en el lado suizo de la frontera franco-helvética, no fueron consideradas como obras de arte por los agentes de la aduana, quienes desestimaron la declaración y correspondieron a aplicar una tasa impositiva de la que, normalmente, pinturas, esculturas, instalaciones y demás formatos artísticos están exentos: en Suiza, las obras de arte no pagan tasa de importación pero, para los agentes aduaneros, aparentemente la fotografía (como formato) no entra en este lote.
Como señala el texto de Rodrigo Carrizo para El País, la ley suiza “establece que una fotografía puede ser considerada como una obra de arte si ha sido tomada por el propio fotógrafo, quien ha realizado personalmente (o supervisado) las copias, y dichas fotos deben estar enumeradas en tiradas no superiores a 30 ejemplares”.
Las fotografías de Henner han sido tomadas desde el aire, por “máquinas”, de modo que la aduana suiza no las considera obras de arte propiamente, como se lee en Le Temps. El problema estriba en que mientras una pintura no paga impuestos, una fotografía puede pagar hasta un 8% sobre su valor total. Si se considera, como señala Carrizo, que la fotografía “Rhein II” del fotógrafo alemán Andreas Gursky, ha sido preciada en casi 4 millones de euros, “esta cuestión de las tasas puede llegar a dar vértigo”.
La situación no deja de ser paradójica, si se considera que Suiza es el hogar de varios museos y festivales dedicados exclusivamente a la fotografía como medio artístico, y además es cuna de varios fotógrafos de fama mundial, como Michel Comte, René Burri, Edo Bertoglio, Herbert Matter y tantos otros.
Para ver la fotografía en cuestión, puede hacer clic aquí.