Reparan bicicletas y se las regalan a quien más lo necesitaConocían al niño Rodrigo por verlo pasar por el taller de reparación de bicicletas vendiendo pañuelitos descartables. Un día Rodrigo les comentó que nunca había tenido una bicicleta, y que le sería muy útil para ir al comedor al mediodía y regresar a ayudar a su padre en la venta ambulante que sostiene a la familia, que hoy vive en la calle. Y el taller, que no en vano se llama La Rueda Popular, cumplió el anhelo y la necesidad de Rodrigo que hoy tiene ya su primera bici.
Lo cumplió con Rodrigo como lo cumplió con varios más antes, de todo la Argentina. En La Rueda Popular, taller de reparación de bicicletas ubicado en Palermo, Ciudad de Buenos Aires, reparan bicicletas averiadas o en desuso, donadas por quienes se suman al proyecto y saben que, reparadas, las bicis terminarán en las manos que más lo necesitan. La convocatoria es tanto a donar las bicicletas que no se usen, como a acercar el pedido de donación.
Se trata de un proyecto que apunta a poder dar a los niños que más lo necesitan, que fehacientemente demuestran que no pueden afrontar los costos de otro modo, su primera bicicleta. También apoyan a quienes la requieren para ir al colegio, y a los adultos que la requieren por temas de movilidad.
En torno a la La Rueda Popular se genera un clima de fraternidad que apela incluso a la solidaridad de los más niños, que también se animan a donar para otros niños las bicis que ya no usan o que les quedan chicas.
En el canal de Facebook https://www.facebook.com/laruedapopular/ se acumulan los testimonios de fraternidad de quienes ayudan y son ayudados. Para el último día del niño, jornada para la que muchos sumaron su aporte, se entregaron más de 20 bicicletas.
Además, desde la Rueda Popular ya enviaron bicicletas a colegios rurales del interior del país, y tienen el propósito de al menos dos veces al año realizar los envíos al interior de la Argentina.
Emma recolectaba cartones junto con su padre, cuando pasaron por el taller para pedir algo de cartón, ropa o comida… y por qué no, en un taller de bicicletas, pedir una para que la niña de no más de cinco años pueda jugar en casa. Emma, como cualquier otra niña de su edad que como ella lleva a la Doctora Juguetes (Doc Mcstuffins) en su abrigo, encontró en La Rueda Popular unos doctores de juguetes, o de bicicletas, que le permitieron vivir por un momento la infancia que, como todo niño, se merece.