La historia de amor de los deportistas canadienses Adam Lancia y Jamey JewellsPartido por el quinto puesto en las Paralimpiadas. Se enfrentan, en baloncesto femenino en silla de ruedas, las selecciones de China y Canadá. Finalmente Canadá vence por 11 puntos. Lo que parecía un partido más de tantos en las paralimpidas se convirtió en la imagen de Río 2016. El fotógrafo brasileño Uesley Marcelino recogía una instantánea que enterneció al mundo entero: el beso de una de las jugadoras con su marido, también jugador del equipo canadiense masculino.
Esta foto se la tomó @umarcelino
(que trabaja para @Reuters)
a @JameyJewells y su novio @AdamLancia
Lo mejor q vi de los #JuegosParalímpicos pic.twitter.com/CBfqAAQmcY— Damián Benetucci (@damianbenetucci) September 20, 2016
Los protagonistas son Adam Lancia y Jamey Jewells. Si la foto enterneció, mucho más impresionante es su historia. La instantánea es sólo la punta del iceberg que esconde una verdad aún más bella: un amor incondicional y una familia.
Adam Lancia tiene 36 años y es bicampeón olímpico. Nació sin parte de las piernas. Jamey Jewells es bicampeona del mundo y quedó en silla de ruedas tras un accidente de coche con 14 años. Llevan casados desde el año 2013, tienen una niña y sueños comunes que entre los dos intentan cumplir.
Todo empezó en 2010. Adam Lancia ganó el galardón al mejor jugador de la liga de Canadá y, de pronto escuchó una voz que lo animaba. Se dio la vuelta y ahí, en ese momento surgió el flechazo. Al otro lado de esa voz se encontraba Jamey Jewells.
That's one good looking Basketball family. @AdamLancia @JameyJewells @wcbasketballcanada @SportsCanadaTV pic.twitter.com/yJ51YTGtC2
— Rob Snoek – PLY (@RobSnoekLIVE) June 26, 2014
Un año después volverían a unirse. Coinciden en un torneo en Alemania y comienzan a conocerse en un pub irlandés. Un noviazgo que duraría hasta el Día de la Madre de 2012, fecha elegida por Ada para proponerle matrimonio (Jamey ya estaba embarazada de la pequeña Lennyn). Se casaron en 2013 e intercambiaron votos matrimoniales y unos mensajes secretos.
Ahora son una familia feliz, que lucha por vivir día a día, criar a su hija Lennyn y cumplir sus sueños, basados sobre todo en el deporte y el baloncesto en silla de ruedas que ambos practican. Una demostración más de que no hay barreras ni límites que el tesón, la constancia y el amor no puedan salvar.