La crudeza de la guerra siria se instala en la capital de Argentina para concienciar sobre un conflicto que parece lejano¿Qué pensarías si, en lugar de ver lo que pasa en Siria a través de la TV, pudieras experimentar lo que se siente viviendo en la casa bombardeada de la pequeña Sham, durante unos minutos?
¿Qué sentirías si ves lo que ella ve por la ventana, si convivieras con los destrozos en una habitación de apenas 10 metros cuadrados, sabiendo que salir a la calle puede significar no volver, y que en cualquier momento esos truenos ensordecedores pueden hacer que esas cuatro paredes se derrumben sobre tí?
Acompañando la cumbre de refugiados en Nueva York, y en el marco de una campaña de concienciación general sobre la crisis migratoria en Oriente Medio y para predisponer la recepción de migrantes, el centro de Buenos Aires se convierte por unos días en una casa de Siria, golpeada por un conflicto que ha movilizado a decenas de millones de personas.
En un espacio ubicado en los pasillos de la estación del subte (metro) 9 de Julio, de la línea Carlos Pellegrini, a metros del Obelisco, la organización Amnistía Internacional instaló una decoración que simula las condiciones de un hogar en Siria.
La experiencia #UnMinutoEnSiria, más allá de amueblar el espacio de 4 metros por 2.5, se completa mirando por la ventana de la casa, donde se reproduce un video que con imágenes de la guerra, con bombardeos y destrozos incluidos, muestra cómo se vería desde un hogar sirio en Alepo.
A través de sensores de movimiento, la mirada a través de la venta respeta la perspectiva del visitante.
La casa recreada, cuenta la organización, es la de Sham, niña siria de seis años que tuvo que huir de su hogar por los bombardeos, y como otros centenares de miles de niños habita en los refugios a la puerta de Europa.
Con las imágenes de Sham y de otros niños, voluntarios de Amnistía explican a quienes se detienen a participar de esta experiencia de empatía lo que significa un conflicto que, geográficamente, parece lejano para los argentinos.
La fotografía del primer plano de la niña Sham y su cautivadora mirada convocan a participar de una microexperiencia movilizante en una de las principales intersecciones subterráneas.
Desde hace algunos años existe desde el gobierno argentino un plan de recepción de refugiados sirios que son invitados por familias ya residentes en el país, pero los costos de desplazamiento corrían siempre por cuenta de los movilizados.
En los últimos meses se ha buscado ampliar el alcance del programa, permitiendo que organizaciones puedan invitar a los desplazados, pero se han encontrado numerosas trabas de financiación. Se trata no sólo de recibir, sino de ayudar al establecimiento, como invitan desde Amnistía en el puesto de concienciación.
Si bien se registran más de 500 sirios que arribaron al país tras los inicios del conflicto, la intención del gobierno argentino es ayudar a la instalación de 3.000 desplazados de la guerra.
Pero ese no es el único camino para concretar la solidaridad con los refugiados. Desde hace ya varios meses la colectividad sirio libanesa en la Argentina promueve el envío de fondos a los centros de refugiados en el mismo Oriente Medio.
Desde la eparquía Maronita se convoca a brindar “toda la asistencia humanitaria posible en los países donde están refugiados para que puedan vivir de un modo más digno”, independientemente de la posibilidad de invitar a las familias a desplazarse a un lugar tan alejado de su lugar de origen como Sudamérica.
La eparquía puso a disposición su cuenta bancaria para transferir los fondos a la Iglesia Maronita en el Líbano.
La Casa de Sham está abierta de lunes a viernes de 10 a 18 en la Galería Obelisco Norte, justo debajo del Obelisco, en la intersección de las líneas de Subte B, D, y C. Cierra el 27 de septiembre.