Tocó fondo, pero logró cumplir su sueño y hasta redoblar la apuesta Hace algunos años, más de un ciudadano paraguayo se lo cruzó al momento de subir al autobús (colectivo, ómnibus) de una línea ya desaparecida que manejaba todos los días. Es que Vicente Sanabria, de 52 años, trabajó más de la mitad de su vida como chofer.
Sin embargo, un buen día, hace siete años, su vida cambió para siempre. La última empresa para la cual prestaba servicios cerró y quedó sin trabajo.
“Empecé trabajando en la empresa Paraguarí S.A, luego buscando mejores horizontes para mi familia, me mudé a Asunción (capital de Paraguay) en donde trabajé en la empresa Amistad línea 25, hasta que la empresa quebró y más de 100 trabajadores quedamos en la calle”, comentó en diálogo con Crónica de Paraguay, uno de los medios que recoge su historia.
La primera pregunta que se le cruzó por la mente fue: “¿Qué hago?”. La respuesta no llegó de forma inmediata, pero tampoco se hizo esperar.
En forma paralela Vicente tenía guardado en uno de los rincones de su corazón un viejo sueño que hasta el momento nunca había podido encaminar. ¿No habría llegado la hora quizás de sumergirse de lleno en aquel viejo anhelo?
Vicente consiguió una beca y pudo retomó los estudios, algo que no había podido continuar cuando era joven debido a su necesidad por trabajar. Y, justamente, su gran sueño era ser abogado. Y lo logró.
Para ello fue fundamental el apoyo de su familia, así como de otras personas de su entorno. No siempre fue fácil. A lo largo de su carrera el temor solía reaparecer de forma solapada para desanimarlo. Pero salió adelante.
Y Jorge no solo cumplió su sueño recibiéndose recientemente de abogado, sino que fue más allá, pues se marcó un nuevo propósito: servir a los más pobres.
“Una vez que esté habilitado para ejercer mi profesión, voy a ser abogado de los más humildes y a hacer todo lo que esté a mi alcance para apoyar a los jóvenes que quieran salir adelante”, añadió.
La pérdida de un empleo muchas veces puede generar situaciones dramáticas y hasta de desesperación cuando detrás hay una familia para mantener. Pero otras veces también puede significar una nueva oportunidad. Una especie de barajar y tirar de nuevo. Y hasta con propósitos superiores.
Solamente el apoyo incondicional de su familia y el espíritu de superación puede derribar los muros de los temores. Tocó fondo, cumplió su sueño y ahora piensa en los más desfavorecidos.
Vicente está casado hace 30 años y tiene dos hijas, una de las cuales se fue del país en busca de nuevos horizontes luego de que él perdiera su empleo. Volver a tenerla junto a él también forma parte de su más profundo deseo.
¿Si no hubiera tocado fondo habría pensado en servir a los más humildes? Esta pregunta quizás tampoco tenga clara respuesta, pero gracias a su nueva situación de vida muchas personas vulnerables también lograron entrar en su corazón. Y en eso está, pues ahora quiere redoblar la apuesta y ganar un nuevo título: “abogado de los pobres”.