Ahora motiva otro tipo de jugadas que no las de un “Hit-and-run”El beisbol, llamado “el rey de los deportes”, atrae multitudes año con año en Estados Unidos. Cada equipo de las Ligas Mayores juega, en la temporada regular, 162 partidos, 81 en casa y 81 fuera. Y todos los partidos están las butacas de los enormes estadios repletas.
Pero no siempre los que quieren jugar en las Ligas Mayores llegan a ellas en calidad de peloteros, managers o auxiliares técnicos. Algunos llegan como capellanes. Tal es el caso del padre Burke Masters, quien de chico quería ser beisbolista profesional y nada parecido a sacerdote. Menos aún sacerdote católico.
Sus padres eran cristianos aunque el estudió su bachillerato en una escuela católica de New Lenox, en Illinois. A la escuela de la Providence High School no había ingresado por la religión católica, sino por el beisbol. Luego estuvo en Misisipi y con la Universidad Estatal del Estado Sureño llegó a jugar la Serie Mundial Colegial.
Pronto cambio su sueño y en lugar de jugar en un equipo de Ligas Mayores pensó en dirigir administrativamente alguno de ellos, especialmente sus queridos “Cachorros” de Chicago. Entonces llegaron los 18 años de edad, su conversión al catolicismo y otras señales que no eran las de un manager de beisbol sino del mismísmo Dios.
Se tomó en serio la fe católica y el Evangelio de San Mateo por recomendación de un maestro católico que había tenido en el bachillerato. Pero el llamado al sacerdocio vino a los 27 años, cuando su novia lo llevó a una adoración eucarística, algo de lo que Burke nunca había oído hablar antes.
Peleó con Dios, habló con su novia y “para dejar de cargar con Dios” y con el pensamiento persistente de hacerse sacerdote, entró al seminario en el otoño de 1997, ordenándose sacerdote en 2002. Enviado a la parroquia de Joliet, Illinois, ha servido ahí como promotor vocacional y ahora como director de la oficina de vocaciones.
Su antigua novia terminó casándose con su mejor amigo… y fue la segunda boda que celebró el propio padre Burke. Pero las aspiraciones beisboleras del sacerdote, finalmente, no quedaron en el olvido. Ahora conserva contacto directo con “el rey de los deportes” siendo capellán de los muy exitosos (esta temporada, que llega a su recta final con la Serie Mundial de octubre) “Cachorros” de Chicago.
Le tocó estar en la caseta de los “Cachorros” (el dog-out le llaman en lenguaje del beisbol) pero motivando otro tipo de jugadas que no las de un hit-and-run
Con información de Our Sunday Visitar