La proliferación de los drones es el elemento esencial de este cortometraje que, grabado precisamente mediante drones autónomos en lugar de con operadores de cámara humanos, adentra al espectador en un ambiente de un futuro casi contemporáneo en que la vigilancia es constante con estos pequeños artilugios voladores dotados de cámaras pero al mismo tiempo también permiten que los individuos puedan llegar a comunicarse e interactuar entre ellos. Los adolescentes protagonistas emplean los drones como método tecnofuturista de “pasarse notas” para poder ayudar a que se desarrolle entre ellos una historia de amor.
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