William Maillis, un “genio puro” con un propósitoEl Community College se encuentra en el condado de Allegheny, en Pennsylvania (EE.UU.). Su alumno más joven se llama William Maillis, y de verdad es joven: ¡es un “niño prodigio” de solo 9 años!
A los 6 meses, según cuentan sus padres, William ya reconocía los números, a los 7 empezó a pronunciar frases completas. Con 2 años sabía ya leer, escribir y multiplicar. A los 4 aprendió a leer en griego, con un año más conocía la geometría y a los 7 dominaba conceptos de trigonometría.
Uno de los profesores de William, Aaron Hoffman, cuenta que el niño es el único que no toma apuntes en el aula. Se limita a escuchar, a leer y a absorber conocimientos.
Con 9 años quiere demostrar algo
Por si no bastase, la revista People proporciona una información significativa sobre el niño prodigio.
En una entrevista concedida a esta publicación, William Maillis revela que quiere ser astrofísico para lograr un objetivo muy específico en la vida: ayudar a la ciencia a “probar que Dios existe”. William quiere demostrar que sólo una fuerza externa es capaz de formar el universo.
Para avanzar en los estudios, proyecta profundizar sus conocimientos de Física y Química, conseguir un doctorado y mostrar que las teorías de los físicos Albert Einstein y Stephen Hawking sobre el Universo no son correctas.
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“Quiere demostrar a todos que Dios existe, porque sólo una fuerza externa podría ser capaz de dar vida al cosmos”, explicó su padre, Peter, contando que su hijo se dedica a diario a desarrollar su propia teoría sobre la creación del Universo (Huffington Post, 30 septiembre).
Una familia que le apoya
Peter, que es sacerdote greco-ortodoxo, y su mujer, Nancy, siempre han apoyado a William en su itinerario, alentándolo y creyendo en sus potencialidades, incluso cuando a los 4 años no superó el test para acceder a la escuela primaria.
Convencidos de que el error no estaba en las respuestas del hijo, sino en el esquema rígido del examen que no reflejaba su extraordinaria inteligencia, Peter y Nancy consultaron a un psicólogo de la facultad donde estudia el niño prodigio, quien definió a William como un “genio puro”.
Los padres dicen que quieren mantener a William con los pies en la tierra, aunque sin ahogar sus aspiraciones.“Sólo quiero que aprecie el don que tiene”, declara Peter.
“Dios te ha dado un don – digo siempre a mi hijo – Lo peor sería rechazarlo y no usarlo para mejorar el mundo” (Morning Ledger, 2 octubre).