El trabajo informal es una situación compartida por la mayoría de las mujeres bolivianas “Me llamo Eusebia Guarachi. He trabajado toda mi vida cuidando niños. A mí me gustan los niños, siempre he trabajado con ellos. Tengo una pequeña casita”, cuenta esta mujer boliviana mientras muestra su hogar para un reportaje del portal Fragmentos.
Eusebia tiene un cuartito para dormir una sala para visitas.
“Si el papá o la mamá muere tiene que ocuparse la madrina. Pero mi madrina no me ha hecho estudiar. Yo he trabajado con mi madrina desde los ocho, nueve años”, expresa entre lágrimas Eusebia.
Esta mujer boliviana también contó que su tía le encontró un empleo temporal, con tan solo 10 años (su tía cobraba por ella). Los empleadores me decían “tontita” por tener otro idioma (aymara).
Pero Eusebia dejó ese trabajo y siguió trabajando en la casa de otra mujer. “Se termina haciendo dueña de mí. Me decía que me iba a pagar 100… no me pagaba 100”, cuenta.
Luego de varios años Eusebia pudo reencontrarse con su hermana y ha logrado dejar esa situación con esta mujer. Esa señora ya no se apoderó de mí
“He trabajado desde muy pequeña, no he descansado, no sabía que es vacación, qué es feriado, qué es domingo”, culminó.
Coincidentemente con el Día Internacional de la Niña, en Bolivia se celebró el Día de la Mujer. Recientemente, ONU Mujeres emitió un informe Estado Situación de la Mujer en Bolivia que establece que siete de cada 10 mujeres tiene un empleo informal.
Tal es el caso de Eusebia, una mujer que perdió a sus padres cuando era muy pequeña y tuvo que empezar a trabajar de forma temprana. Durante más de 30 años estuvo como dependiente de un hogar boliviano, aunque recibiendo una remuneración informal.
La historia de Eusebia, recuerda El Deber de Bolivia, de alguna manera tiene que ver con los datos que expone ONU Mujeres sobre su situación en el país.
Es que más de la mitad de las mujeres bolivianas responden de alguna forma u otra a este ejemplo. Muchas están a cargo o ayudan en tareas particulares, vinculados a empresas familiares, sin recibir un sueldo o laboran en sus casas sin una paga formal, algo que no hace más que confirmar una situación de vulnerabilidad.
“Se trata de trabajadores bolivianas no remuneradas. Esto no es trabajo dentro del hogar, es trabajo que se desarrolla en actividades familiares no remuneradas y trabajadoras por cuenta propia”, destacó Natasha Loayza, integrante del programa ONU Mujeres.
Así pues, prosigue el informe, esta situación se debe a factores como la educación y aspectos de costumbre laboral en el país.
Por otro lado, del informe se desprende que 12.8% de las mujeres que trabajan en Bolivia lo hacen vinculadas a una industria y tienen un salario estable.
A raíz de esta situación, varios grupos alzaron su voz de manera inmediata, entre ellos la Federación de Gremiales, Viviendas y Comerciantes, que, a través de Sonia Limachi, se hizo referencia a la ausencia de políticas públicas en el país.
“En Bolivia parece que se acostumbraron a que la mujer no debe tener un empleo formal, pero podemos llegar lejos”, especificó.
Y en esto coincide Eusebia, quien actualmente es defensora de los derechos de las trabajadoras del hogar.
Aspectos alentadores
Más allá de lo laboral, el informe también deja entrever que en otros ámbitos hubo datos positivos en cuanto a la mujer boliviana. Por ejemplo, la tasa de alfabetización para las mujeres del área rural alcanzó el 98.5%. De esta manera, casi el 99% de las mujeres bolivianas saben leer y escribir.
También apareció como dato alentador la disminución en la mortalidad materna y actualmente 9 de cada 10 mujeres reciben una atención pre natal.