Paco Caro, un conductor de autobuses “tocado por la varita de Dios”Paco Caro es un hombre de 51 años. Es diabético, tiene la tensión alta y trabaja como conductor de autobuses urbanos en Jerez de la Frontera, en Cádiz (España). Es alguien común, normal…. Pero detrás de esa apariencia se esconde alguien especial, casi sobrenatural.
En Jerez de la Frontera es todo un superhéroe y no es de extrañar. Ya son cinco las ocasiones en las que ha salvado vidas. “Quizás esté tocado por la varita de Dios”, afirma al periódico El Español entre risas, este gran devoto de la virgen de la Esperanza de la Yedra.
Estas son las cinco ocasiones en las que Paco Caro ha conseguido salvar vidas. El Español las cuenta:
- Tenía sólo 12 años y el dueño de la frutería de Jerez en la que ayudaba lo llevó a la playa: “Allí, mientras se bañaba, se percató de que el agua se había tragado de repente a un niño de “unos cinco o seis años” que jugaba con las olas a cinco metros de él. Al no verlo salir a flote a los pocos segundos, nadó hasta donde estaba el pequeño, buceó y lo agarró del brazo para sacarlo a la superficie”.
- 16 años después, en 1993, Paco volvió a salvar una vida. Ya tenía 28 años y trabajaba reponiendo productos de bollería industrial. Tuvo la suerte de acudir unas horas más a una de las tiendas donde trabajaba. Allí, mientras reponía escuchó a una mujer: “¡Mi niño, mi niño, mi niño que se me ahoga…!”. Su hijo se quedaba sin aire y estaba ya morado. Paco le devolvió la respiración al niño dándole golpes secos en la espalda hasta que vomitó un trozo de plástico que le estaba obstruyendo las vías respiratorias.
- 1999. A poco de comenzar la Semana Santa. Paco, con su mujer e hijas pasean por el centro de la ciudad. Al pasar cerca de un bar, oye gritos y ve que hay un hombre caído en el suelo. No se lo piensa. El hombre sufría un ataque epiléptico y en la caída se había abierto la cabeza golpeándose con el reposapiés de debajo de la barra. Así lo explica: “Me protegí los dedos de una mano por si me mordía. Con la otra abrí el orificio de la garganta. Al poco comenzó a respirar y se puso en pie”.
- 14 de octubre de 2005. Paco se paró en un bar. Nunca había estado allí, pero la Providencia quiso que entrara a desayunar. Antes incluso de probar la tostada, el cliente que estaba a su lado cayó redondo sobre él. Sufría un infarto. Paco volvió a actuar: lo tumbó en el suelo y durante veinte minutos le practicó el masaje cardiaco. Parecía que estaba muerto, pero él insistía. Esa insistencia fue lo que salvó la vida del cliente, tal y como luego le explicó el médico de urgencias que se personó en el lugar.
- La última vez ha sido este pasado mes de septiembre. Paco conducía su autobús de la línea 2, tras conseguir un cambio al turno de tarde. Una usuaria le llamó asustada. Un anciano de 85 años yacía totalmente agarrotado. Paco volvió a actuar: “Le hice masaje cardíaco durante cinco minutos y le saqué la lengua de la garganta protegiendo mi mano con un pañuelo, hasta que empezó a respirar. Luego llamé al 112 y me pidieron que lo pusiera de lado sin moverlo hasta que llegara la ambulancia”.
No todo el mundo puede contar cómo ha salvado una vida. Hacerlo dos veces puede ser una casualidad, pero cinco, como es el caso de Paco, hace pensar en que, de alguna manera actúa la Providencia.
Paco Caro no es médico, ni enfermero y sólo hizo un pequeño curso de primeros auxilios hace muchísimos años. Ahora bien, es el superhéroe de Jerez, el salvavidas, el que todos quieren que les acompañe en sus viajes o quehaceres.