El modelo de cura que el cristiano argentino nace escuchando es el de BrocheroSeguro que el Santo Cura Brochero (perdone el lector la presura para decirlo, pero el periodista que esta nota escribe no veía la hora de usar el prefijo de la santidad ante el nombre del cura que el cristiano argentino nace escuchando como modelo de cura) tuvo muchas de estas madrugadas.
Allí, tras la sierra, por caminos sinuosos mientras arreaba pueblos enteros para hacer Ejercicios Espirituales, habrá tenido noches a la intemperie, con violentas tormentas eléctricas, granizo, y varias inclemencias más. Las mismas que soportaron estoicamente los devotos del nuevo santo de la Iglesia en Villa Cura Brochero, pueblito cordobés de la diócesis de Cruz del Eje, mientras esperaban ver frente al santuario de Nuestra Señora del Tránsito las imágenes que desde Roma mostrarían la canonización del cura que da nombre al pueblo.
Miles se congregaron, llegados de todo el país. Miles besaron las reliquias del santo, los pies de las imágenes, o se aferraron a estampas o pequeñas estatuitas con una devoción conmovedora.
Varios de ellos relataban con orgullo ser nietos o bis nietos de algunos paisanos ejercitantes del Cura Brochero; cuesta aún, aunque gusta, anteponer el “santo”.
Los milagros se evocan inmediatamente. El protocolo llama a la prudencia y a dejar que la Iglesia investigue las gracias. Pero cómo decirles a los padres del niño que vieron casi morir a su hijo que hay que verificar que esa gracia pedida al santo sea verdaderamente milagrosa.
Cómo decirle al abuelo que rezó intensamente para que su hijo pudiera concebir que es poco probable que su oración ante Brochero sea secundaria a la biología.
Gracias similares a las que dos familias presentaron formalmente a la Iglesia, y pudieron llevar este domingo, en nombre de todos los ayudados por el santo, las ofrendas en la misa de canonización.
Cómo no conmoverse ante el relato del obrero que orgullosamente confiesa que participa de la edificación de lo que será la nueva capilla dedicada al santo. El hombre, brocheriano hasta la médula, se siente Gaudí ante la Sagrada Familia.
¿Qué decirle? A ese templo que él construye llegarán miles en los años por venir, miles de todo el mundo, porque Brochero ya no es sólo un hijo de la Iglesia argentina. Es un santo de la Iglesia universal.
Varios, más de mil, pudieron viajar a Roma a presenciar en persona una ceremonia que se demoró más de 100 años.
Algunos cuentan con sorna que en realidad el Cura Gaucho estaba esperando a que fuera un cura argentino, como él, el encargado de encabezar la ceremonia para la proclamación del primer santo argentino.
Algunos aclaran que el Santo Cura Brochero no es el primer santo argentino. Y es verdad. Porque san Héctor Valdivielso Sáez es el primer santo nacido en estas tierras.
Sin embargo, pasó gran parte de su vida y murió mártir en España, por lo que Brochero es el primer confesor argentino, nacido y fallecido en el país sudamericano, en ser considerado santo.
Los que viajaron a Roma pudieron participar en los días previos en varias ceremonias y vigilias preparatorias: en Asís, en Santa María la Mayor, en la Iglesia Argentina. Este lunes, el cardenal Mario Poli preside una misa en la Basílica de San Pedro.
Son días inolvidables para la Argentina. Argentina tiene a su primer santo. El Santo Cura Brochero.